miércoles, 15 enero 2025

Cuerpo apunta a tener un diagnóstico a finales de año para impulsar un mercado interior ibérico

En un mundo cada vez más interconectado, la creación de mercados comunes se ha convertido en una estrategia fundamental para impulsar el crecimiento económico y la competitividad. En este contexto, el ministro de Economía, Comercio y Empresa de España, Carlos Cuerpo, ha presentado una propuesta audaz y visionaria: la creación de un mercado interior ibérico. Esta iniciativa no solo busca fortalecer la economía española, sino también sentar las bases para una colaboración más estrecha con Portugal y, potencialmente, con el resto de Europa.

La propuesta de Cuerpo se basa en la premisa de que la homogeneización burocrática y regulatoria entre las 17 comunidades autónomas de España puede ser el primer paso hacia un mercado más amplio y dinámico. Este enfoque no solo facilitaría la operación de las empresas dentro del territorio nacional, sino que también podría extenderse para incluir a Portugal, creando así un verdadero mercado interior ibérico. La visión a largo plazo es aún más ambiciosa: escalar este modelo hasta abarcar el resto de Europa, pero manteniendo una solución genuinamente ibérica en su núcleo.

Desafíos y oportunidades en la creación de un mercado común

La creación de un mercado interior ibérico presenta tanto desafíos como oportunidades significativas. Por un lado, la armonización de las regulaciones entre las diferentes comunidades autónomas de España ya supone un reto considerable. Cada región tiene sus propias normativas y procedimientos, y encontrar un terreno común requerirá un diálogo intenso y compromiso por parte de todos los actores involucrados. El ministro Cuerpo ha señalado que espera tener un diagnóstico conjunto con las comunidades a finales de este año, lo que marcará el inicio de este ambicioso proyecto.

Sin embargo, las oportunidades que se presentan son igualmente notables. Un mercado interior más cohesionado permitiría a las empresas operar de manera más eficiente y ágil en todo el territorio nacional. Esto podría traducirse en un aumento de la competitividad, mayor innovación y, en última instancia, en un crecimiento económico más robusto. Además, la extensión de este modelo a Portugal abriría nuevas vías de colaboración y comercio, fortaleciendo la posición de la península ibérica en el contexto europeo.

La propuesta de Cuerpo también se alinea con las tendencias a nivel europeo. El ministro ha mencionado el concepto de un «régimen 28» en la Unión Europea, una idea que plantea la creación de un estado ficticio que funcionaría en paralelo a los 27 estados miembros, ofreciendo a las empresas una vía ágil para operar en todo el bloque. De manera similar, Cuerpo propone un «régimen 18» para España, que permitiría superar las barreras administrativas entre comunidades autónomas.

Perspectivas económicas y retos futuros para España

Más allá de la propuesta de un mercado interior ibérico, el ministro Cuerpo ha destacado el buen estado de forma de la economía española. Los datos recientes muestran un crecimiento significativo, cuatro veces superior al conjunto de la zona euro. Esta tendencia positiva sitúa a España como un motor de crecimiento en Europa, con un desarrollo equilibrado y un comportamiento favorable del mercado laboral.

No obstante, el ministro también ha señalado áreas que requieren atención y mejora. La reducción del desempleo, especialmente entre los jóvenes, sigue siendo una prioridad. Asimismo, el impulso a la modernización y la productividad de las empresas se presenta como un desafío crucial para mantener y mejorar la competitividad de la economía española en el escenario global.

El camino hacia la creación de un mercado interior ibérico y la consolidación del crecimiento económico de España no estará exento de obstáculos. Requerirá un esfuerzo coordinado entre el gobierno central, las comunidades autónomas, el sector privado y, eventualmente, los socios europeos. Sin embargo, la visión presentada por el ministro Cuerpo ofrece una hoja de ruta prometedora para el futuro económico de España y la península ibérica en su conjunto. La capacidad de adaptar y escalar este modelo podría no solo fortalecer la economía nacional, sino también posicionar a España como un líder en la integración económica regional dentro de Europa.


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