Las crudas cifras de implantación de combustible sostenible para aviación (SAF, por sus siglas en inglés) son, en el mejor de los casos, decepcionantes. Sin embargo, la penetración de este biocombustible está más avanzada en esta orilla del Atlántico y no hará sino prosperar en los próximos años, tanto por imperativo normativo como por interés comercial, lo que hace buena la decisión de Repsol de apostar fuerte por los carburantes ‘verdes’.
Muchas aerolíneas han prometido obtener al menos el 10% de su combustible de fuentes más limpias para finales de la década, pero, según una investigación realizada por Bloomberg Green a partir de los informes ambientales corporativos de 2023, en general el sector del transporte aéreo está a leguas de honrar ese compromiso. Y es que el uso de SAF aumentó del 0.04% del total de combustible de aviación utilizado en 2021 a apenas el 0.17% en 2023, según estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Eso sí, las aerolíneas europeas están superando a sus competidores en EEUU en la difusión de este producto. Esto se debe, en parte, a un mandato gubernamental: la Unión Europea (UE) exige que las aerolíneas usen un 2% de SAF a partir del próximo año. En contraste, EEUU ha adoptado un enfoque voluntario, ofreciendo incentivos lucrativos para el SAF, pero sin exigir que las aerolíneas compren estos combustibles más limpios, que cuestan alrededor de tres veces más que el combustible de avión convencional.
COMBINAR EL ‘PALO Y LA ZANAHORIA’ CON LAS AEROLÍNEAS
«Hay un incentivo real y significativo que obliga a las aerolíneas europeas a usarlo», dice Nik Pavlenko, quien lidera el equipo de combustibles en el Consejo Internacional de Transporte Limpio, un grupo de expertos sin fines de lucro. «En EEUU, todavía hay una disonancia cognitiva entre las promesas de cero emisiones netas para 2050 y el entusiasmo por el SAF, y lo que las aerolíneas realmente están dispuestas a pagar si no tienen que hacerlo.”
El Grupo DHL es líder mundial en adopción de SAF, obteniendo más del 3% de su combustible de aviación de fuentes descarbonizadas el año pasado. Para lograrlo, la compañía de carga con sede en Bonn (Alemania), compró más combustible de aviación de baja emisión que todas las aerolíneas estadounidenses combinadas. En marcado contraste con su competidor europeo, FedEx, con sede en Memphis (Tennessee, EEUU), no compró SAF el año pasado, a pesar de su promesa de obtener el 30% de su combustible de avión de fuentes libres de carbono para 2030.
Air France-KLM sobrepasó a todas las demás aerolíneas de pasajeros el año pasado, integrando un 1,1% de SAF en su balance de carburantes
Por su parte, Air France-KLM sobrepasó a todas las demás aerolíneas de pasajeros el año pasado, integrando un 1,1% de SAF en su balance de carburantes. Esto es más de seis veces el porcentaje de la aerolínea líder en EEUU, United Airlines Holdings, que, a pesar de publicitar intensamente su búsqueda de combustibles de aviación más limpios, tan solo usó un 0.17% de SAF en 2023.
Esto ha generado la percepción de que solo con incentivos no se va a lograr la generalización de los biocarburantes en el transporte aéreo. «La táctica de la zanahoria, por sí sola, no creo que sea efectiva», dice Marina Efthymiou, profesora de gestión de aviación en la Escuela de Negocios de la Universidad de la Ciudad de Dublín. Ella anima a los gobiernos a emplear también el ‘palo’, imponiendo a las compañías medidas coercitivas para que el mercado del SAF despegue.
EL RIESGO DE REPERCUTIR EL MAYOR COSTE AL CONSUMIDOR FINAL
Funcionarios de varias aerolíneas estadounidenses dijeron a Bloomberg Green que están comprometidos a aumentar su uso de combustibles más limpios. Aunque la oferta disponible ha sido limitada, las cosas están empezando a mejorar, dicen los funcionarios de la industria, quienes señalan datos del gobierno de EEUU que muestran que la cantidad de SAF producida o importada en el país se duplicó en la primera mitad de este año en comparación con todo 2023.
«Ese es el tipo de crecimiento exponencial que esperábamos», dice John Heimlich, economista jefe de Airlines for America, un grupo comercial de la industria. Heimlich se muestra contrario a establecer imposiciones normativas para el uso de combustibles limpios, lo que, en su opinión, solo conseguiría encarecer el servicio final.
Dado que el SAF sigue siendo significativamente más caro, añade Heimlich, los mandatos causarían un aumento en el precio de los viajes aéreos. «Solo haría que el viaje aéreo sea más caro y menos accesible para todos los clientes», afirma.
EL SAF DE REPSOL, COMO PAN CALIENTE
La petrolera española Repsol, consciente del inevitable ascenso de los combustibles ‘verdes’ en el panorama aéreo europeo, ha hecho del SAF su nuevo ‘ojito derecho’, y a tenor de las últimas noticias, no se ha equivocado. A la compañía dirigida por Josu Jon Imaz le quitan de las manos el carburante de aviación sostenible.
El 30 de julio, la energética vasca firmó con IAG, la compañía de aviación dueña de la histórica marca Iberia, un contrato récord para el suministro de 28.000 toneladas de SAF. Dos días después, acordó con Volotea la provisión de 6,1 millones de litros de este carburante ecológico.
REPSOL HA COMENZADO LA PRODUCCIÓN A GRAN ESCALA DE COMBUSTIBLES ‘VERDES’ EN SU PLANTA DE CARTAGENA, CON EL OBJETIVO DE ALCANZAR UNA PRODUCCIÓN DE 2,7 MILLONES DE TONELADAS EN 2030
Este año, Repsol ha comenzado la producción de combustibles 100% renovables en sus instalaciones de Cartagena. La planta, la primera a gran escala de España y Portugal dedicada en exclusiva a la producción de combustibles 100% renovables y en la que Repsol ha invertido 250 millones de euros, tiene una capacidad de producción de 250.000 toneladas al año y puede producir diésel renovable y SAF a partir de residuos.
Así, el objetivo de Repsol es alcanzar una capacidad de producción de hasta 1,7 millones de toneladas de combustibles renovables en 2027 y de hasta 2,7 millones en 2030, liderando este mercado en la Península Ibérica.
