En relación con la tosferina, en el corazón de la provincia de León, en la pintoresca localidad de Cubillas de los Oteros, se encuentra una tradición peculiar que ha despertado tanto curiosidad como controversia: el uso del humo del tren como remedio popular contra esta enfermedad. Esta práctica, que puede parecer extraña a las generaciones más jóvenes, era común entre los habitantes del lugar, quienes, en su infancia, acudían a las vías del tren con la esperanza de prevenir esta infección respiratoria.
5Recuerdos de una práctica inusual: la orden de los mayores
Delia, una mujer de 81 años oriunda de Cubillas de los Oteros, recuerda vívidamente cómo se organizaban los niños en el andén de la estación cada vez que el tren se acercaba. «¡Niños: uno, dos, tres, respirad ahora!» era la orden que resonaba entre los pequeños, quienes se alineaban expectantes, listos para inhalar los vapores que emanaban de la locomotora. Este ritual, que se repetía con cada paso del tren, era una respuesta a la desesperación de los padres que buscaban proteger a sus hijos de una enfermedad que, sin la existencia de vacunas, podía ser fatal.