La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha anunciado el fin de la cuarta ola de calor del verano, un respiro muy esperado tras semanas de temperaturas extremadamente altas. Esta ola de calor, que afectó principalmente a la Península Ibérica, trajo consigo temperaturas que superaron los 40 grados Celsius en varias regiones, poniendo a prueba la resistencia de la población y los sistemas de salud. Con la disminución de las temperaturas, se espera que mejore la calidad de vida y se reduzcan los riesgos asociados a la exposición prolongada al calor extremo, tales como la deshidratación y golpes de calor. Y eso sí, ahora desde la Agencia avisan que tras la ola de calor, llega una DANA.
3Pero la peor parte se la llevó el norte
La ola de calor que azotó España la semana pasada golpeó con especial fuerza al norte del país, registrando temperaturas sin precedentes. Bilbao alcanzó los 43 grados Celsius, mientras que en Santander el termómetro marcó 39 grados. Estas temperaturas extremas son atípicas para una región generalmente más templada, causando grandes dificultades a sus habitantes, desde problemas de salud hasta interrupciones en el día a día. Este fenómeno extremo subraya la intensificación de los efectos del cambio climático, incluso en áreas tradicionalmente menos afectadas por las olas de calor.