Intel despide al 15% de la plantilla tras perder 1.488 millones

Intel, el gigante estadounidense de los procesadores, se encuentra en una situación crítica tras anunciar unas pérdidas significativas en su último informe financiero. Este artículo abordará los detalles de su desempeño, los planes de ahorros y las implicaciones de suspender los dividendos para los accionistas. Analizaremos cómo estas decisiones impactarán el futuro de la compañía y del mercado.

Las pérdidas y reducción de plantilla: un reto significativo para Intel

Durante el segundo trimestre, Intel reportó una pérdida neta de 1.610 millones de dólares (1.488 millones de euros), una situación alarmante si se considera que el año anterior había obtenido ganancias de 1.481 millones de dólares (1.369 millones de euros). Este hundimiento financiero ha llevado a la compañía a implementar un plan de reducción de costos que incluye despidos de aproximadamente el 15% de su plantilla, lo que equivale a unas 18.000 personas. Esta medida responde a la necesidad de mejorar la eficiencia operativa y adaptarse a un entorno económico más desafiante.

Los ingresos netos de Intel fueron de 12.833 millones de dólares (11.863 millones de euros), un ligero aumento del 0,9% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Las divisiones de negocio mostraron resultados dispares: la de computación creció un 9,3%, alcanzando los 7.410 millones de dólares (6.850 millones de euros), mientras que la división de datos e inteligencia artificial retrocedió un 3,5%, totalizando 3.045 millones de dólares (2.815 millones de euros).

Un análisis de los gastos e ingresos

Los desgaste de fabricación y los gastos generales ascendieron a 14.797 millones de dólares (13.678 millones de euros), un incremento del 6% en comparación interanual, fundamentalmente impulsado por el aumento de la inversión en investigación y desarrollo. Este es un elemento critico, considerando que el desarrollo tecnológico es esencial para mantener la competitividad en el sector de los semiconductores.

El consejero delegado de Intel, Pat Gelsinger, describió los resultados del segundo trimestre como decepcionantes, a pesar de que se alcanzaron hitos clave en términos de innovación. Gelsinger reconoció que “el entorno del segundo semestre es más desafiante de lo que esperábamos”, indicando que la compañía debe adoptar un modelo operativo más eficiente para poder sobrevivir en el mercado.

Por otra parte, el director financiero, David Zinsner, atribuyó los resultados desfavorables a varios factores, incluyendo gastos elevados relacionados con negocios no estratégicos y la capacidad infrautilizada dentro de las operaciones de la empresa. Esta situación plantea cuestionamientos sobre la gestión de recursos de Intel y su capacidad para adaptarse rápidamente a las demandas del mercado.

La previsión de ingresos y cambios en la política de dividendos

Intel ha proyectado ingresos para el tercer trimestre entre 12.500 millones y 13.500 millones de dólares (11.555 y 12.479 millones de euros), con una pérdida esperada por acción de 0,24 dólares (0,22 euros). Estas estimaciones reflejan la difícil situación en la que se encuentra la empresa y la estrategia que está adoptando para recuperar la estabilidad.

El consejo de administración de Intel ha declarado un dividendo trimestral de 0,125 dólares (0,12 euros), que se pagará el próximo 1 de septiembre. Sin embargo, esta medida será la última en el marco del nuevo plan de ahorro que se ha puesto en marcha, ya que Intel suspenderá los pagos de dividendos a partir del cuarto trimestre de este año. Esta decisión es notable, ya que es la primera vez que la compañía toma una medida de este tipo desde 1992.

El objetivo detrás de estas decisiones es permitir que los niveles de cash flow crezcan de «manera sostenida» antes de reanudar los pagos de dividendos, lo que refleja un enfoque conservador en una fase de reestructuración de la compañía. Además, la empresa busca reducir los costos en más de 10.000 millones de dólares (9.244 millones de euros) para el año 2025, consolidando procesos y disminuyendo gastos de capital.

El futuro de Intel en el horizonte incierto

La situación actual de Intel es un recordatorio del impacto que puede tener la fluctuación de la demanda en la industria tecnológica y la importancia de una administración eficiente de recursos humanos y financieros. La decisión de despedir al 15% de su personal y la suspensión de los dividendos muestran un enfoque drástico, pero necesario, para asegurar la viabilidad a largo plazo de la compañía.

En un mercado altamente competitivo, donde la innovación es clave, la capacidad de Intel para adaptarse y responder a estos desafíos será crucial para su futuro. Si logra implementar eficazmente su modelo operativo y maximizar la eficiencia de sus recursos, podrá volver a posicionarse como un líder en la industria de semiconductores.