La economía española ha experimentado una recuperación robusta tras el impacto de la pandemia, pero aún se encuentra rezagada respecto a otras economías europeas en parámetros clave como el PIB per cápita y el consumo privado. Esta brecha se seguirá reduciendo en los próximos años, aunque a un ritmo menor que el de los últimos tiempos.
Las exportaciones, especialmente las de servicios, y el consumo público fueron los principales motores del crecimiento de la demanda agregada en 2023. Para los próximos años, se espera una sólida, aunque decreciente, demanda externa neta, impulsada por los servicios turísticos y no turísticos, así como un mayor consumo privado a medida que los salarios reales aumenten. Sin embargo, el consumo público crecerá con menor intensidad debido a las limitaciones fiscales impuestas por las reglas europeas.
Previsiones Económicas para 2024 y 2025
KPMG, en su informe de previsiones económicas, prevé que España liderará el crecimiento económico de la Eurozona en 2024 con un avance del PIB del 2,2%, aunque se quedará a 3 décimas de la media global (2,5%).
Para 2025, se espera un alza del PIB del 1,8%, lo que refleja un debilitamiento gradual del ritmo de expansión económica a lo largo de 2024 y 2025. Esto se debe, en parte, al impacto persistente de la pandemia y al reducido número de reformas estructurales aprobadas por un parlamento muy fragmentado, lo que limita el aumento del PIB potencial.
Evolución del Desempleo y la Inflación
En cuanto a los precios, la previsión de KPMG es que la inflación general se mantenga estable en 2024 (3,3%), con una reducción leve en la media del año en comparación con 2023, y un descenso notable en 2025, hasta el 2,4%.
Por su parte, la consultora estima que el desempleo seguirá reduciéndose por el crecimiento relativamente robusto de la economía en 2024 y 2025, pero se verá moderado por el lento crecimiento de la productividad y el incremento de los salarios reales. Así, prevé que el desempleo bajará del 11,6% en 2024 al 11,3% en 2025.
En resumen, la economía española liderará el crecimiento de la Eurozona en 2024, pero aún enfrenta desafíos persistentes, como la reducida productividad y la fragmentación política, que limitan su potencial de crecimiento a largo plazo. No obstante, se espera una mejora gradual en los principales indicadores económicos, como la inflación y el desempleo, en los próximos años.