Hay una práctica que cada vez es más común y que, hasta hace un tiempo, no era empleada en ningún sitio: el escaneo facial en los aeropuertos. Probablemente te ha sucedido que llegas de un vuelo internacional y, junto a la solicitud de los documentos de identificación, te piden que mires a una cámara que se encarga de registrar tu rostro y extraer tu información biométrica. Pues bien, muchas personas no saben los peligros que hay detrás de esto ni que pueden negarse a este tipo de medidas.
Cuando viajas a Estados Unidos, por ejemplo, puedes negarte a que te realicen el reconocimiento facial en los aeropuertos si eres menor de 12 años o mayor de 79, si tienes pasaporte estadounidense o si eres funcionario de un gobierno, tripulante de vuelo o cuentas con determinados tipos de visas, según lo indicado por la Administración de Seguridad del Transporte (TSA).
1Los riesgos que trae consigo el escaneo de rostro
En una época como la actual, en la que ninguna persona ni institución está exenta de sufrir ataques cibernéticos y robos de información, sin lugar a dudas resulta sumamente peligroso el hecho de que nuestros datos biométricos queden almacenados por largos períodos de tiempo en sistemas de los que ni siquiera sabemos el nivel de seguridad que manejan.
Los tres puntos más preocupantes con respecto a este tipo de tecnología empleada en los aeropuertos son: la posibilidad de que nuestros datos sean robados y utilizados con finalidades negativas; la identificación errónea que nos puede hacer quedar como sospechosos criminales (ya ha sucedido); y el hecho de que ya está más que comprobado que cuando de reconocimiento facial se trata, las tecnologías de inteligencia artificial (IA) no suelen identificar de manera efectiva a las personas de color.
Además, si a todo lo anterior le agregamos que este tipo de información recolectada por las autoridades de los aeropuertos suele ser conservada por largos períodos de tiempo, el panorama resulta más preocupante todavía. En Estados Unidos, por ejemplo, se quedan con nuestros datos biométricos por 75 años y están autorizados para compartirlos entre diferentes autoridades oficiales. Mientras que en España, según AENA, solo los pueden conservar durante un año y no los pueden divulgar de ninguna manera.
