Cocinar en una vitrocerámica es una experiencia placentera y eficiente. La superficie lisa y uniforme facilita la limpieza y el control preciso de la temperatura, crucial para platos delicados como salsas y caramelos. La rapidez con la que alcanza y mantiene el calor permite cocinar de manera uniforme y conservar los nutrientes de los alimentos. Además, la seguridad es un factor clave gracias a sus indicadores de calor residual y controles táctiles intuitivos. Desde salteados rápidos hasta guisos lentos, la vitrocerámica se adapta a diversas técnicas culinarias, convirtiendo cada comida en una experiencia gratificante y sabrosa. Eso sí, ni se te ocurra limpia de esta manera: se ha comprobado que es muy peligroso.