Iberdrola recibe 45 millones en ayudas para impulsar su ‘megaproyecto’ de generación hidroeléctrica ‘Alcántara II’

En un momento crucial para la transición hacia un modelo energético más sostenible, Iberdrola se posiciona como líder en el desarrollo de soluciones innovadoras para el almacenamiento de energía. Recientemente, la compañía se ha adjudicado 45 millones de euros en ayudas del Gobierno español para su ambicioso proyecto de bombeo hidráulico «Alcántara II». Esta iniciativa, ubicada en el río Tajo en Cáceres, contará con una potencia de 440 megavatios (MW) y se espera que desempeñe un papel fundamental en el equilibrio de la red eléctrica española.

El proyecto «Alcántara II» se encuentra en la fase final de obtención del permiso ambiental, con la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) prevista para las próximas semanas. Este avance subraya el compromiso de Iberdrola con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental en todas sus operaciones. La compañía ha demostrado una y otra vez su capacidad para desarrollar proyectos de gran envergadura que no solo satisfacen las necesidades energéticas actuales, sino que también allanan el camino hacia un futuro más limpio y sostenible.

El Rol Clave del Bombeo Hidráulico en la Transición Energética

El bombeo hidráulico se ha convertido en una pieza fundamental en el rompecabezas de la transición energética. Su capacidad para almacenar y liberar grandes cantidades de energía de forma rápida y eficiente lo convierte en una solución ideal para equilibrar la intermitencia inherente a las fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica. Iberdrola, consciente de este potencial, ha apostado decididamente por esta tecnología, integrándola en su estrategia de desarrollo sostenible a largo plazo.

El proyecto «Alcántara II» es un claro ejemplo del compromiso de la compañía con la innovación y la búsqueda constante de soluciones de almacenamiento energético más eficientes. Con una potencia de 440 MW, esta central hidroeléctrica reversible actuará como una «batería gigante», almacenando energía potencial en forma de agua en un embalse superior. Este proceso, conocido como bombeo, se lleva a cabo cuando la demanda de energía es baja y existe un excedente de producción, generalmente proveniente de fuentes renovables.

Cuando la demanda aumenta, el agua almacenada se libera, accionando turbinas que generan electricidad de manera limpia y eficiente. Este ciclo cerrado de almacenamiento y liberación de energía permite a Iberdrola no solo garantizar la estabilidad de la red eléctrica, sino también optimizar el uso de las energías renovables, maximizando su impacto positivo en la reducción de emisiones de carbono.

Iberdrola: Pionera en Almacenamiento Hidroeléctrico a Gran Escala

Iberdrola se ha consolidado como una empresa pionera en el desarrollo y la implementación de soluciones de almacenamiento hidroeléctrico a gran escala. Su experiencia en este campo se refleja en la amplia cartera de proyectos que la compañía gestiona tanto en España como a nivel internacional. Además de «Alcántara II», Iberdrola está llevando a cabo la mejora del bombeo hidroeléctrico en el complejo Torrejón-Valdecañas, también ubicado en el río Tajo.

En paralelo, la compañía avanza con el proyecto de bombeo en Santiago (río Sil) y ya ha finalizado la rehabilitación de la central hidroeléctrica de Valparaíso (río Tera). Estas iniciativas demuestran la apuesta decidida de Iberdrola por el almacenamiento hidroeléctrico como un elemento clave para la construcción de un sistema energético más flexible, fiable y sostenible.

Fuera de España, el grupo energético cuenta con el complejo hidroeléctrico de bombeo Támega en Portugal, una instalación de última generación que opera con tres centrales y tres presas. Este proyecto emblemático es una muestra tangible del liderazgo de Iberdrola en el ámbito del almacenamiento energético y su capacidad para desarrollar soluciones innovadoras que respondan a los desafíos energéticos del siglo XXI.

La inversión de Iberdrola en almacenamiento hidroeléctrico trasciende el ámbito empresarial y se convierte en un motor de desarrollo sostenible a largo plazo. La creación de empleo, el impulso a la economía local y la protección del medio ambiente son solo algunos de los beneficios que se derivan de esta apuesta estratégica por un futuro energético más limpio y eficiente.