El equipo de crédito en mercados emergentes de Edmond de Rothschild AM , explica en MERCA2 que el escenario macroeconómico parece favorable para los bonos soberanos y corporativos emergentes.
El mercado de deuda corporativa emergente etiquetada (bonos verdes sostenibles, etc.) ha crecido hasta los 900.000 millones de dólares y representa el 25% del mercado mundial. Las inversiones tienden a centrarse en unos pocos países, como China e India. La profundidad y la variedad del universo de estos mercados, ya hablemos de renta fija o variable, exige un conocimiento profundo de los emisores, del entorno macroeconómico y de los mercados de deuda.
Creemos que los bonos emergentes presentan unos fundamentales sólidos, tanto en el segmento soberano como en el corporativo. Esperamos que el crecimiento económico se estabilice e incluso mejore en toda la región. En 2024, el FMI prevé un crecimiento estable en estos países, en torno al 4%, frente a una ralentización de alrededor del 1,4% en el mundo desarrollado.
La brecha cada vez mayor entre el crecimiento del PIB en los países en desarrollo y desarrollados debería apoyar en gran medida a esta clase de activos. Los precios de las materias primas también son un factor positivo.
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Por último, las empresas de los países emergentes están menos endeudadas que sus homólogas estadounidenses. Creemos firmemente que la deuda corporativa emergente ofrece oportunidades atractivas para invertir en empresas con una gestión de calidad.
LOS EMERGENTES, ACOSTUMBRADOS A LA INFLACIÓN
Los países emergentes siempre han estado acostumbrados a gestionar periodos de inflación elevada. En el ciclo actual, han sido mucho más proactivos a la hora de subir los tipos de interés, y esto también debería ser cierto en lo que respecta a las bajadas de tipos. En este sentido, varios países emergentes van por delante de los desarrollados en materia de política monetaria. Es el caso, en particular, de Brasil, Colombia, Chile, Perú y toda Europa del Este. El mercado de deuda soberana de los países emergentes ha madurado y presenta unos fundamentos mucho más sólidos que en los periodos de crisis anteriores.
Creemos que el inicio del ciclo de bajada de tipos será un punto de inflexión importante. Se trata de una señal muy positiva para la renta fija emergente y, en particular, para la deuda soberana, más sensible a los tipos de interés. En 2022, experimentamos un choque «a lo Lehman Brothers», cuando los precios de los bonos soberanos emergentes cayeron bruscamente tras la brutal subida de los tipos de interés y la violenta ampliación de los diferenciales – la diferencia de rendimiento con el tipo sin riesgo. Esta doble sacudida tuvo efectos duraderos en los mercados de renta fija emergentes, creando oportunidades que aún podemos aprovechar hoy en día.
El componente de los diferenciales ya se ha «gastado» en gran medida, sobre todo en los segmentos Investment Grade y BB, y ahora estamos muy atentos al componente de los tipos. De hecho, es probable que el rebote impulsado por la dura¬ción (tipos) sea sustancial cuando la Reserva Federal (Fed) comience a recortar sus tipos. El componente de flujos también debería contribuir a este efecto a medida que los inversores regresen a esta clase de activos (en dos años, los bonos emergentes experimentaron salidas muy importantes, que borraron alrededor del 50% de las entradas de los últimos 15 años).
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También en este caso, el entorno de los tipos de interés parece más favorable a los bonos emergentes. Una fuerte bajada de los tipos a largo plazo podría actuar como catalizador y estimular el apetito por el riesgo de los inversores.Desde 2022, muchos inversores se han contentado con invertir en bonos estadounidenses que ofrecen un 5,5%, con poco riesgo. No salían a buscar el exceso de rendimiento -en torno al 10%- que podía encontrarse en gran parte del universo de la renta fija emergente6. Las primeras bajadas de tipos de la Reserva Federal (Fed) o del Banco Central Europeo (BCE) podrían incitar a los inversores a buscar rendimiento e impulsar los flujos de inversión hacia esta clase de activos.
BONOS VERDES Y SOSTENIBLES EMERGENTES
El mercado de bonos verdes y sostenibles en los países emergentes está creciendo rápidamente. Los bonos emergentes etiquetados ofrecen rendimientos similares a los bonos corporativos emergentes tradicionales, pero su objetivo es generar un impacto positivo para el medio ambiente. El universo de inversión también se amplía continuamente dentro de este segmento. Si bien Asia representa el 64%7 de los bonos emergentes etiquetados (verdes y sostenibles), se están abriendo nuevas oportunidades de diversificación en otras regiones.
Las inversiones climáticas en los mercados emergentes se están materializando a gran escala y generando impactos positivos. Los países emergentes pueden evitar los modelos ineficaces y contaminantes del pasado y avanzar directamente hacia soluciones bajas en carbono. En términos sectoriales, invertimos en tres pilares: energía sostenible, transporte e industria.
Creemos en poner en práctica una estrategia de inversión alineada con el Acuerdo de París, con una cartera compatible con una trayectoria de 2°C. El 75% como mínimo de los activos netos de la cartera se invierte en bonos verdes, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad; el porcentaje actual es del 100%. Nuestra política de inversión excluye el petróleo y el gas y las empresas del 20% inferior en términos de ESG y de emisiones de dióxido de carbono (CO2).
A medida que aumenta el consumo de energía, las necesidades de financiación para la transición energética en los países emergentes son enormes. Se espera que los países emergentes sean responsables del 66% de las emisiones de CO2 en 2038, pero hoy en día sólo reciben una parte infinitesimal de la financiación para la transición. La reasignación de activos que esto supone está abriendo grandes oportunidades de inversión verde en los países emergentes. Además, según el Banco Mundial, invertir un dólar en infraestructuras resilientes genera cuatro dólares de beneficios, por término medio. Estamos convencidos de que los bonos verdes son una forma eficaz de luchar contra el cambio climático.
Las inversiones climáticas en los mercados emergentes se están materializando a gran escala y generando impactos positivos. Los países emergentes son capaces de evitar los modelos ineficaces y contaminantes del pasado y dirigirse directamente hacia soluciones bajas en carbono. En términos sectoriales, invertimos en tres pilares: energía sostenible, transporte e industria.