sábado, 21 diciembre 2024

Google dispara la crisis climática en un año por culpa de la IA y los centros de datos

Google ha aumentado sus emisiones de efecto invernadero a pesar de haberse comprometido al máximo a alcanzar el cero neto para 2030. Pero el desarrollo de sus modelos de inteligencia artificial (IA) y la ingente actividad de sus centros de datos que esta precisa han acabado con sus previsiones. Sus emisiones han aumentado un 13% desde el año pasado, liberando aproximadamente 14,3 millones de toneladas métricas de contaminación por dióxido de carbono, que es el equivalente a la cantidad que liberan 38 plantas de gas, anualmente.

En general, las emisiones de Google aumentaron casi la mitad de las producidas en los último cinco años. La empresa no se esconde, y ha hecho públicos estos datos en un informe que ha hecho público este pasado martes en el que revela el «progreso», que no es tal, del cumplimiento de sus objetivos en materia de medio ambiente. Los datos son algo desoladores, porque esas 14,3 millones de toneladas suponen un 48% más alto de contaminación que en 2019, y un 13% más alto también que en 2022.

sus centros de datos añadieron un millón de toneladas métricas de contaminación a la huella de carbono de la empresa en 2023, su consumo de energía aumentó un 17% y fueron responsables del 10% del consumo mundial de los centros de datos

El gigante de las búsquedas ha señalado al consumo de energía en sus centros de datos y a las emisiones de su cadena de suministro como los culpables en su afán por incluir la IA en sus productos (Gemini, por ejemplo). Y precisamente ese afán, que no va a cesar, puede ser el que le ponga en serias dificultades a la hora de reducir las emisiones en los próximos años.

En el informe de Google se señala que solo sus centros de datos añadieron un millón de toneladas métricas de contaminación a la huella de carbono de la empresa el año pasado, que su consumo de energía aumentó un 17% y fueron responsables del 10% del consumo mundial de los centros de datos.

El informe explica textualmente que en la medida en la que integran la IA en sus productos «reducir las emisiones puede resultar un desafío debido a las crecientes demandas de energía derivadas de la mayor intensidad del procesamiento de la IA y las emisiones asociadas con los aumentos esperados en nuestra inversión en infraestructura técnica».

Google no niega que vaya a cobrar por usar su buscador si lo utilizas con la IA
Imagen representativa de la IA de Google, Gemini.

GOOGLE Y LAS EMISIONES DE LA IA GENERATIVA

Procesar la IA requiere un gran actividad de los centros de datos, que gastan mucha energía, mucha agua y generan mucho calor. Pero la puntilla la da la IA generativa, absolutamente de moda desde la aparición y el éxito de ChatGPT, y que todas las grandes tecnológicas están incorporando a sus productos y servicios con la mayor velocidad posible y según van generando nuevos desarrollos para la última gran tecnología disruptiva.

La IA generativa, que es capaz de generar nuevos contenidos de texto, imágenes o, por ejemplo, canciones, consume muchísimos recursos y precisa cada día de más y más centros de datos para desarrollarla, entrenarla y hacerla operativa.

Según los analistas que conocen bien las necesidades energéticas que se han producido con cada tecnología nueva adoptada de manera global, lo que ya se está observando, por ejemplo, en cuanto a demanda energética en la costa de Silicon Valley por la IA, que «amenaza con trastocar los planes de transición energética de naciones enteras», según ha dejado escrito la analista de Bloomberg Rachel Metz.

También va a trastocar los planes de transición energética y energía limpia valorados en billones de dólares y de euros de las empresas tecnológicas. Y hay estados, como Arabia Saudita, Irlanda y Malasia, que la energía necesaria para hacer funcionar sus centros de datos supera la oferta energética de la que disponen en su territorio.

La IA generativa, que es capaz de generar nuevos contenidos de texto, imágenes o, por ejemplo, canciones, consume muchísimos recursos y precisa cada día de más y más centros de datos para desarrollarla, entrenarla y hacerla operativa

Google no es la única que ha visto destrozados sus datos de sobre las emisiones que genera y sus planes al respecto. Ya Microsoft anunció que sus emisiones de carbono han aumentado un 30% desde 2020 y sobre todo, debido a su inversión constante en el desarrollo de la inteligencia artificial, por loq ue también ve difícil cumplir con su objetivo de emisiones por debajo de 0 en ese arranque de la tercera década que todos tenía como fecha clave.

La IA y la energía que requiere tanto generarla como ponerla a funcionar ha sorprendido a todas la empresas. Así que tiene que replantearse, bien sus ambiciosos objetivos, bien la manera en la que generan y gastan esa energía. Google intenta que sus modelos de IA, su hardware y sus centros de datos sean más eficientes energéticamente y ha afirmado que solo utilizará energía limpia para alimentar sus modelos de inteligencia artificial. Pero eso es solo una declaración de intenciones. No tiene todavía ningún plan.

Sí que trabajan en utilizar la IA para predecir fenómenos ambientales adversos o mejorar el tráfico para ahorrar en combustible. Y según el World Economic Forum (WEF) o Foro Económico Mundial, el uso de la IA puede contribuir a la lucha contra el cambio climático, con herramientas que predicen el tiempo, rastrean icebergs e identifica contaminación.

Pero, mientras hace esto, por otro lado Google, como el resto de tecnológicas, puede generar verdaderos desastres medioambientales en aquellos lugares donde se establezcan grande hub y campus de datos. En España, Madrid y Aragón están en el foco constructivo de AWS y Microsoft, y todo el mundo está muy contento porque estas grandes instalaciones para el procesamiento de datos van a dar trabajo, y riqueza… pero plantean retos en cuanto al agua que van a consumir y la energía que van a necesitar que no están del todo resueltos.


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