El Geoparque Mundial Montañas do Courel resguarda un tesoro paisajístico, humano y geológico en Galicia. Con rocas majestuosas, tradiciones ancestrales y bosques exuberantes, este hábitat esencial alberga especies emblemáticas como el lobo y ocasionalmente el oso, ofreciendo un escenario único de biodiversidad y patrimonio cultural.
1Geoparque Mundial Montañas do Courel en Galicia
Nuestra ruta comienza en Ribas de Sil, estratégicamente ubicada entre el Geoparque y la Ribeira Sacra. Aquí destacan dos visitas imperdibles: el Museo de la Minería Aurífera Romana, que ofrece una ventana al pasado minero de la región, y las ruinas de la antigua Abadía de San Clodio de Ribas de Sil, ahora musealizada para ofrecer un vistazo a su rica historia. Estos sitios son puntos clave para entender la intersección entre la cultura, la naturaleza y la historia en esta fascinante región de Galicia.
Después de un corto paseo llegamos a Quiroga, hogar de dos centros de interpretación del geoparque. El Museo Geológico alberga minerales, fósiles y otras muestras preciosas de las antiguas montañas de O Courel. Por otro lado, el Museo Etnográfico exhibe herramientas y utensilios de antiguos oficios, como la minería, la producción textil, y la agricultura de vino, castañas, aceite y miel. Estos museos ofrecen una perspectiva enriquecedora de la historia y la cultura tradicional de la región gallega.
Vale la pena visitar el Túnel de Montefurado, integrado en un paisaje de aguas turquesas. Con 52 metros de longitud, este pasaje fue excavado en el siglo II por orden del emperador Trajano para extraer oro del río Sil. Cerca, la antigua aldea minera exhibe restos de la actividad aurífera de hace casi dos mil años. La iglesia barroca de San Miguel, un punto de parada para peregrinos jacobeos que tomaban el Camino de Invierno, completa este viaje a través de la historia y la belleza natural de Galicia.
El río Sil continúa dominando estas tierras verdes, donde en otoño e invierno las vides tiñen las laderas de tonos rojizos o amarronados, casi rozando el río. A medida que avanzamos hacia el norte, el paisaje cambia, cediendo paso al imponente macizo. Desde los miradores, se aprecia claramente el plegamiento de Campodola-Leixazós, uno de los puntos geológicos más destacados de la región, que fascina tanto a especialistas como a viajeros ávidos de conocimiento y belleza natural.
Millones de años han esculpido estas montañas tapizadas de verdor. Sin embargo, la huella del hombre apenas las ha modificado, a pesar de su estrecha relación con este entorno natural. Entre caminos y valles glaciares se descubre esa impronta en castros fortificados, vestigios romanos y ruinas medievales mientras van apareciendo pueblos diminutos: Campodola, Froxán, Vilamor, Seceda… como tesoros escondidos en la espesura del bosque.
Asimismo en Galicia, conviene acercarse a la Ferrería Vella de Seoane, un tesoro de ingeniería civil que conserva una de las pocas muestras que perduran de la pujante industria del hierro. Y visitar el Centro de Interpretación Covas do Courel, un aperitivo de lo que encuentran aficionados y espeleólogos en un subsuelo de galerías y cañones.
La ruta continúa hasta llegar a Seoane do Courel, cerca a Galicia. Entre los tejados de pizarra, el humo se cuela por las chimeneas como un reclamo para hacer una pausa y reponer fuerzas tomando una taza de contundente caldo gallego o una ración de castañas asadas. La tarde transcurre escuchando leyendas y tradiciones al calor de una monumental lareira de piedra, el lar de las antiguas casas gallegas.
