El reciente anuncio de la completa venta de la unidad de defensa Arquus por parte de Volvo Cars a la empresa belga John Cockerill Defense ha generado un gran revuelo en el sector automovilístico y de defensa. Esta operación estratégica implica un traspaso de activos significativo, involucrando a 1.200 empleados en Francia y las operativas de la filial, que representaron el 1% de los ingresos del grupo sueco en el último año.
Los detalles de la operación y las perspectivas futuras
Según un comunicado conjunto emitido por ambas compañías, se cerró la operación tras la firma de un memorando de entendimiento entre los gobiernos de Francia y Bélgica. Este acuerdo incluye un apoyo financiero y supervisión a la alianza, en la que participarán ambos Estados con un paquete accionarial del 10% para John Cockerill Defense cada uno.
John Cockerill Defense ha fijado ambiciosos objetivos a largo plazo con Arquus, buscando alcanzar una facturación anual de 1.000 millones de euros y una plantilla de hasta 2.000 profesionales para el año 2026. Con bases operativas en varios países clave como Bélgica, Francia, Italia, India y Arabia Saudí, la expansión internacional de la compañía belga promete un crecimiento significativo en los próximos años.
La venta de Arquus por parte de Volvo supone una pérdida operativa de 900 millones de coronas suecas (alrededor de 80 millones de euros) según las estimaciones basadas en los últimos reportes trimestrales de la empresa.
En términos financieros, la operación también ha tenido repercusiones en el mercado bursátil. Las acciones de Volvo experimentaron una caída de casi el 2% en la Bolsa de Valores de Estocolmo, situándose en 268,9 coronas suecas por título (aproximadamente 24 euros). A pesar de este descenso puntual, el grupo ha logrado incrementar su capitalización en un notable 20% durante el último año, lo que indica una confianza creciente en su desempeño a futuro.
