Beka anticipa el comienzo de una fase de recesión económica global que debería dar comienzo en la segunda mitad de 2024 y que se prolongará en el 2025.
“Muchas cosas deben salir bien para evitar una recesión”, explicó David Azcona, Chief Economist de la firma, durante un encuentro informativo. Bien al contrario, en Beka consideran que los principales indicadores macroeconómicos actuales se corresponden con la etapa inicial de esta fase del ciclo económico. Para ellos, la probabilidad de un soft landing los próximos meses es de sólo un 25% frente a un 60% de una recesión.
“Aunque el mercado anticipa un futuro con mayor crecimiento, menores tipos de interés y una inflación controlada, nuestro escenario base contempla una inflación persistente por encima del 2%, un aumento del desempleo, tipos de interés elevados durante más tiempo del esperado y un menor consumo, entre otros factores”.
”Bajo la superficie, estamos comenzando a ver indicadores de un claro patrón de minoración del crecimiento e incapacidad de las entidades supranacionales de tomar medidas que en el pasado atajaron el decrecimiento desde el primer momento”, ha señalado Azcona.
La mejora de las condiciones financieras provocó un aumento de las emisiones de deuda, más fusiones y adquisiciones, salidas a bolsa y mejoras de la prima de riesgo. Eso era mucho optimismo en renta variable y en renta fija. “Los mercados no han recogido del todo el cambio en el discurso de los bancos centrales”, señala el economista.
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Por otro lado, Azcona recuerda que “los ciclos económicos no mueren de viejos sino por eventos que los hacen morir. Y ahora podrían ser los tipos de interés altos demasiado tiempo los que debilitarán la economía”.
Su idea parte del hecho de que “crecer a un 1% como EE.UU. ya es una mala noticia”. Y recuerda que llevamos un tiempo viendo cómo aumentan las revisiones de los datos macroeconómicos a la baja.
El consumo en EE.UU. ha sostenido el crecimiento, pero los salarios reales no están creciendo, la tasa de ahorro está en mínimos y el crédito está cayendo a tasas negativas.
China no está en condiciones de ayudar al crecimiento global y en Europa el déficit público necesita un recorte fuerte para poder centrarse en lo que está por venir, por lo que tampoco puede ayudar.
Así las cosas, “a corto plazo manda la inflación, pero el año que viene el crecimiento liderará las decisiones, por lo que podríamos ver fuertes bajadas de tipos en 2026”.
ESTRATEGIA DE INVERSIÓN DE BEKA
“Debemos invertir las carteras lo más robustas posible”, señala Azcona, que apunta a los bonos de calidad como una fuente de ganancias a largo plazo y a la diversificación mediante activos alternativos. “La deuda de alta calidad, oro, materias primas, mayores duraciones y activos alternativos como el crédito privado pueden actuar como refugio táctico”, añade.
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Los mercados de renta variable presentan precios elevados y, a corto plazo, están excesivamente exprimidos por unas expectativas de beneficios empresariales muy optimistas. “De cara a la segunda mitad del año, no se descartan posibles caídas del 15% en la Bolsa. La tecnología, sectores defensivos, las materias primas y la energía son temáticas de inversión interesantes en este momento, así como el oro que históricamente ha mostrado buen desempeño al inicio de periodos de recesión”, sostiene Azcona.
En la lista de empresas que aconsejan se cuelan Inditex, Logista, Roche, Cap Gemini, Schneider Electric, Pfizer, Dell Technologies y General Dynamics.
Entre los riesgos identificados a futuro, se encuentran las excesivamente optimistas estimaciones de beneficios, así como los sobredimensionados datos de empleo. A nivel geopolítico destacan las elecciones en Estados Unidos, con atención también a Francia y Europa, la guerra comercial y geopolítica, el exceso de optimismo en los mercados, la banca regional en EE. UU. y posibles problemas de liquidez.
En conclusión, los ciclos económicos existen y esta vez no será diferente. El alto coste del dinero será el causante de la próxima recesión, aunque podría tomar más tiempo de lo esperado. Se espera, además, una disminución en el consumo que no podrá ser sostenido por otras áreas. La inflación guiará a los bancos centrales inicialmente, seguido por el crecimiento, y podrían verse bajos crecimientos y altos precios simultáneamente al principio.
La deuda de alta calidad, mayores duraciones y activos alternativos como el crédito privado pueden actuar como refugio táctico.