La energía eólica ha desempeñado un papel crucial en el sistema energético de España en los últimos años. Según los datos más recientes, esta tecnología ha sido capaz de cubrir más del 23,5% de la demanda energética del país en 2023, y se espera que alcance el 25% en lo que va de 2024. Estos hitos son un claro reflejo del compromiso de España con la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Además de su creciente participación en la matriz energética nacional, la industria eólica española también se ha consolidado como un motor económico de primer orden. Actualmente, este sector genera más de 5.800 millones de euros para la economía del país, lo que representa aproximadamente el 0,50% del PIB. Asimismo, las exportaciones del sector superan los 2.500 millones de euros, demostrando su capacidad para generar valor y empleo de manera sostenible.
La Expansión de la Energía Eólica en España
La potencia eólica instalada en España ha superado ya la marca de 30 gigavatios (GW), lo que la convierte en la quinta potencia mundial en este ámbito y la segunda a nivel europeo. Sin embargo, para alcanzar los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para 2030, que incluyen 62 GW eólicos, de los cuales 3 GW serían de eólica offshore, sería necesario instalar 5,2 GW anuales.
En 2023, se han instalado 607,2 megavatios (MW) eólicos, lo que representa un ritmo de instalación por debajo del necesario para cumplir con los objetivos planteados. No obstante, la industria eólica española cuenta con una cadena de valor completa, con más de 280 centros de fabricación repartidos en 16 de las 17 Comunidades Autónomas del país.
Castilla y León se posiciona como la comunidad autónoma con mayor potencia eólica instalada, con 6.517 MW. Otras regiones que han destacado por su crecimiento en este sector en 2023 son Aragón, con 307 MW nuevos, Castilla La Mancha, con 92 MW, y Cataluña, con 60 MW.
El Impacto Económico y la Reducción de Precios
Más allá de su contribución a la generación de electricidad, la energía eólica también ha demostrado ser un factor clave en la reducción del precio del mercado diario de la electricidad. En 2023, el efecto reductor de la eólica fue de 20,41 euros por megavatio hora, lo que se tradujo en un ahorro bruto acumulado de 5.321 millones de euros para los consumidores. En otras palabras, gracias a la eólica, el precio de la electricidad se redujo un 19% en el pasado año.
Además, el sector eólico español emplea actualmente a 40.000 personas, y se prevé que esta cifra se duplique para 2030, lo que demuestra su gran potencial en términos de creación de empleo y desarrollo socioeconómico.
Tendencias Globales en la Energía Eólica
La eólica española es la quinta potencia mundial en cuanto a potencia eólica instalada, y la segunda a nivel europeo. A nivel global, la industria eólica instaló un récord de 116,6 GW de nueva capacidad en 2023, lo que representa un aumento interanual del 50% con respecto a 2022. Además, la energía eólica marina alcanzó los 11 GW de nueva capacidad, lo que convierte a 2023 en el mejor año de la historia para esta tecnología.
La región de Asia Pacífico ha liderado el crecimiento de la energía eólica, mientras que China se ha consolidado como el país con mayor capacidad eólica instalada a nivel mundial. En Europa, la energía eólica cubre ahora el 19% de la demanda de electricidad, con porcentajes mucho más altos en países como Dinamarca (55%), Irlanda (34%), Reino Unido (28%), Portugal (26%) y Alemania (26%).
La Comisión Europea considera que la energía eólica representará la mitad de la electricidad de Europa para 2050, y se espera que la capacidad eólica aumente de los 220 GW actuales a hasta 1.300 GW, lo que implicaría un aumento de 25 veces la energía eólica marina en la Unión Europea. Para lograr este objetivo, se calcula que será necesario instalar 18 GW al año de nueva capacidad hasta 2027, aunque se requerirían 30 GW anuales para cumplir con los objetivos establecidos en REPowerEU.
La energía eólica ha demostrado ser un pilar fundamental en la transición energética de España, con un impacto significativo en la generación de electricidad, la reducción de precios y el desarrollo socioeconómico del país. Además, las tendencias globales apuntan a un crecimiento exponencial de esta tecnología en los próximos años, lo que posiciona a España como un actor clave en el desarrollo de una matriz energética más sostenible y eficiente.
