Los pronósticos sobre la demanda de petróleo a corto plazo son tan negros como el propio hidrocarburo. Se multiplican los análisis que perfilan una colosal sobreoferta de crudo a pesar de las tensiones internacionales, un escenario problemático para los balances de empresas como Repsol, muy expuestas a los precios. Los expertos, sin embargo, confían en la fortaleza que la firma liderada por Josu Jon Imaz obtiene de su diversificación y su enfoque multienergético.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) vaticina un desborde récord de la oferta y un hundimiento de los precios que pondrá en jaque al negocio de extracción de petróleo de esquisto (fracking). De hecho, la agencia estima que para 2030 la sobreoferta podría alcanzar niveles no vistos desde los confinamientos por la pandemia de Covid-19.
LA AIE anticipa que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo EXPERIMENTARÁ UNA DESACELERACIÓN en los próximos años, a medida que avance la transición energética; mientras que, en contraste, la producción mundial aumentará
La organización con sede en París anticipa que el crecimiento de la demanda mundial se desacelerará en los próximos años, a medida que avancen las transiciones energéticas, mientras que, en contraste, la producción mundial aumentará.
Este lunes, Bank of America (BofA) se sumó a esta tendencia advirtiendo que la renqueante demanda de petróleo producirá presiones a la baja en el precio. Francisco Blanch, responsable global de materias y primas y derivados de la entidad, dibuja para el tercer trimestre del año un promedio de 90 dólares por barril para el Brent, de referencia en Europa. El coste bajaría a 86 dólares en el cuarto trimestre, para situarse en un promedio de 80 dólares por barril en 2025.
El informe del experto de BofA parte de una premisa clave: los inventarios de petróleo observados han aumentado 1,7 millones de barriles diarios desde mediados de febrero, «impulsados en parte por el debilitamiento del crecimiento de la demanda».
«si la acumulación de inventarios persiste en el tercer trimestre, es probable que los precios y la estructura del petróleo se vean presionados»
Francisco Blanch, responsable global de materias y primas y derivados en BofA
Blanch concede la posibilidad de «un repunte volátil si surge un catalizador alcista». Sin embargo, «si la acumulación de inventarios persiste en el tercer trimestre, es probable que los precios y la estructura del petróleo se vean presionados», considera.
Pablo Fernández de Mosteyrín, equity research analyst en Renta4, es bastante menos alarmista en lo referente al futuro del mercado de petróleo: «Pensamos que durante los próximos meses los precios del crudo continuarán en niveles históricamente elevados, entre los 75 y 80 dólares por barril, aunque probablemente muy por debajo de los máximos en torno a 100 dólares que vimos en 2022″.
En cualquier caso, Fernández de Mosteyrín descarta un deterioro de la demanda suficiente como para provocar un colapso en los precios, «y el incremento de la oferta probablemente sea muy progresivo», añade.
REPSOL, ‘BLINDADA’ FRENTE A LA VOLATILIDAD DEL PETRÓLEO
En este contexto, en Renta4 creen que Repsol generará «unos niveles de caja muy relevantes, toda vez que su plan estratégico está hecho en base a unos precios del crudo en torno a 70 dólares en su escenario central».
Esta robustez le permitiría a la compañía «una generosa política de retribución al accionista, con un dividendo en metálico superior al 6% anual y con importantes programas de recompra de acciones, a la vez que continúa invirtiendo en el crecimiento en sus negocios de bajas emisiones y mejorando la eficiencia tanto en upstream como en industrial». La petrolera, además, mantendría los reducidos niveles de endeudamiento, que le han valido sólidas calificaciones crediticias por parte de las agencias de rating.
«Lógicamente, una caída importante en los precios de gas y crudo podría llevar a revisiones a la baja en los planes de inversión y recompra de acciones, pero ahora mismo no está en nuestro escenario base», concluye, aceptando la posibilidad de que la inestable situación internacional propague uno de los «catalizadores alcistas» que mencionaba Blanch.
«LA TRANSICIÓN A MULTIENERGÉTICA DE REPSOL DEBERÍA MITIGAR EL IMPACTO DE UNA CAÍDA EN LOS PRECIOS DEL CRUDO, AUNQUE CIERTAMENTE SU DEPENDENCIA DE ESTE SEGMENTO DE NEGOCIO AÚN ES MUY ELEVADA»
Pablo Fernández de Mosteyrín, equity research analyst en Renta4
En cuanto a la estrategia para activada por Repsol para cubrirse de las caídas en los precios, el especialista considera que su transición de petrolera a multienergética «debería mitigar el impacto, aunque ciertamente su dependencia del negocio de upstream e industrial aún es muy elevada y el negocio renovable aún no tiene el peso suficiente como para compensar unos precios de crudo y gas realmente bajos».
En este sentido, destaca Mosteyrín, Repsol está reduciendo el breakeven (punto en el que los costes equivalen a los ingresos) de sus yacimientos de petróleo y su cartera en general, «por lo que muchos continuarían siendo rentables con precios reducidos, lo que nos parece muy acertado».