El papel internacional del euro se mantuvo relativamente estable durante el año 2023, siendo la segunda moneda más utilizada a nivel mundial después del dólar. Sin embargo, su participación en las reservas mundiales experimentó un retroceso, alcanzando niveles mínimos desde el año 2020. Este escenario plantea posibles desafíos futuros, especialmente considerando la relevancia de Rusia como tenedor de reservas en euros, tal como refleja la revisión anual llevada a cabo por el Banco Central Europeo (BCE) sobre el rol global del euro.
Cifras relevantes y tendencias del euro en 2023
El estudio del BCE revela que, a pesar de la disminución en la participación del euro en las reservas de divisas a nivel mundial, su presencia en los títulos de deuda internacionales en circulación y en la facturación de bienes entre países de la zona euro y aquellos fuera de la misma ha visto un incremento significativo.
Según el informe mencionado, la cuota del euro en las tenencias oficiales globales de reservas de divisas ha descendido en un punto porcentual a tipos de cambio constantes durante 2023, situándose en un 20%. Este nivel representa el porcentaje más bajo desde el año 2020. Por el contrario, las participaciones del dólar, el yen y otras monedas de reserva no tradicionales han experimentado aumentos.
En cifras concretas, el peso del dólar estadounidense en las reservas mundiales ha crecido tres décimas, alcanzando un 58,4%. A su vez, el yen ha visto un incremento de seis décimas hasta el 5,7%, mientras que la participación del yuan ha disminuido dos décimas, llegando al 2,3%.
Evolución y perspectivas futuras del euro como moneda de reserva
En términos absolutos y considerando los efectos de valoración, se estima que los activos de reserva denominados en euros han experimentado una reducción en 2023, situándose en aproximadamente 11,2 billones de euros en reservas totales de divisas para finales de ese año. Este escenario ha llevado a los administradores de reservas oficiales a ser vendedores netos de activos de reserva en euros, por un total cercano a los 100.000 millones de euros. Por otro lado, han aumentado sus adquisiciones de activos denominados en otras monedas como el dólar, el yen, el dólar australiano y el dólar canadiense.
El BCE destaca que el panorama del año pasado estuvo marcado por presiones inflacionarias globales aún elevadas y una política monetaria estricta entre los principales bancos centrales. Asimismo, advierte sobre el incremento de tensiones geopolíticas que podrían aumentar el riesgo de un sistema monetario internacional más fragmentado.
Reflexiones y desafíos futuros para el euro
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha enfatizado la importancia de mantenerse atentos ante posibles cambios en el uso de las monedas a nivel internacional. En particular, ha señalado la relevancia de las tenencias de reservas en euros por parte del Banco Central de Rusia, las cuales representaban aproximadamente el 8% de las reservas mundiales antes de ser congeladas en 2022. Esta situación sugiere que las medidas relacionadas con las sanciones podrían tener implicaciones en la participación del euro en las reservas mundiales de divisas.
Asimismo, se destaca que las tasas de interés más altas en la zona euro no han resultado en un fortalecimiento del euro como moneda de reserva. A pesar de que algunas previsiones apuntaban a que el retorno de los tipos de interés a terreno positivo en la eurozona podría elevar el atractivo global del euro, encuestas más recientes indican una disminución relativa en su atractivo. Factores como las débiles perspectivas de crecimiento, la escasez de activos de alta calidad y la emisión de deuda centralizada han obstaculizado la inversión en activos denominados en euros.