Como si de un arte se tratara, el recluso Steven Jay Russell dominó el escape en múltiples ocasiones. Un fanático de la libertad que no concebía la idea de estar tras las rejas y se las ingeniaba para atravesarlas de las maneras más curiosas.
Desde hacerse pasar por médico de la prisión, hasta imitar la voz de un juez para reducir su condena, fueron algunas de las acciones que llevó a cabo Russell para fugarse de la prisión. Entre estas llamativas ideas, una vez escapó con un simple marcador verde y su historia se hizo muy viral. En este artículo te contamos los detalles.
Steven Jay Russel, el preso que dominó el ‘arte del escape’
Steven Jay Russell, conocido por sus habilidades como estafador y fugitivo, ha sido el centro de atención en numerosas ocasiones. Sus intrépidas hazañas han capturado la imaginación del público y desconcertado a las autoridades durante años. No por nada lo han apodado “Houdini”, pues con una destreza inigualable para el engaño y una personalidad carismática, Russell ha llevado a cabo una serie de fraudes elaborados, desde falsificar cheques hasta hacerse pasar por un ejecutivo de alto nivel.
Su historia ha sido inmortalizada en la película «I Love You Phillip Morris», protagonizada por Jim Carrey. A pesar de sus arrestos y encarcelamientos, Russell ha demostrado ser un escapista consumado, desafiando constantemente las normas y expectativas.
El desenlace de la historia de Russel
Tras múltiples ocasiones de hazañas y escapes rebuscados, tanto para recuperar su libertad como para reunirse con su amado Philip Morris, otro recluso, finalmente llegaron sus últimos escapes y de los más rebuscados.
No supieron nada de él hasta marzo de 1998, cuando trató de obtener un préstamo de 75.000 dólares en el NationsBank de Dallas como un ricacho de Virginia. Los empleados del banco se dieron cuenta de que apestaba, por lo que avisaron a la policía. Pero Russell no se rindió tan fácilmente: fingió un infarto, por lo que le ingresaron en un hospital, colocándole un guardia frente a la puerta de su habitación; y entonces llamó desde su móvil, haciéndose pasar por un agente del FBI, y les instó a que le liberaran.
No cabe duda de que la increíble capacidad de engaño de Steven Russell era digna de una película —que se rodó en realidad y fue un completo éxito—. El hombre fue finalmente detenido a primeros de abril del mismo año en su querida Florida, tras lo que le cayó una pena de 144 absurdos años en la prisión texana de Tennessee Colony; y a día de hoy se le puede encontrar en la Unidad Allan B. Polunsky de West Livingston, a la que fue trasladado en 2010.
