Kiko Jiménez, tras ser el último expulsado definitivo de ‘Supervivientes 2024’, ha tenido la oportunidad de verse en el espejo y comprobar su transformación física después de casi tres meses en Honduras. Durante su tiempo en el reality, Jiménez ha experimentado una notable pérdida de peso y un cambio significativo en su apariencia debido a las duras condiciones del programa, que incluyen una dieta limitada y una intensa actividad física diaria.
En el programa ‘Última hora’ de ‘Supervivientes 2024’, se han mostrado las diferentes reacciones de Kiko Jiménez (31 años) al ver cuánto ha cambiado su cuerpo tras casi tres meses en Honduras en condiciones poco habituales. Después de concluir su aventura y convertirse en el último expulsado definitivo el pasado domingo, el novio de Sofía Suescun se ha visto por fin ante el espejo. Esta experiencia le ha permitido comprobar el impacto físico de su participación en el reality. Posteriormente, Jiménez ha disfrutado de una merecida ducha y un gran banquete, celebrando así el final de su intensa estancia en el programa.
2La ducha de Kiko Jiménez tras ‘Supervivientes 2024’
El segundo momento del que ha podido disfrutar el último expulsado es el de la ducha. Son muchos los participantes que señalan que es una de las cosas que más se echa de menos en la isla, ya que cuentan con determinados aspectos de higiene, pero no pueden darse una ducha de agua dulce. Kiko ya estaba poniendo cara de alegría antes de poder entrar en la bañera y dejar correr el agua a través del grifo.
La oportunidad de disfrutar de una ducha de agua dulce es un lujo muy esperado por los concursantes, quienes durante su estancia en la isla deben adaptarse a las limitaciones en higiene personal. El momento de la ducha no solo proporciona una limpieza física, sino también un alivio emocional, permitiendo a Kiko relajarse y disfrutar de una experiencia cotidiana que se convierte en algo extraordinario después de tanto tiempo en condiciones extremas.
“¡Qué sensación!”, exclamaba el ex participante de Supervivientes, nada más caerle el agua por su cabeza. “Por fin, champú”, decía mientras se frotaba la cabeza para eliminar los restos de arena. “Madre mía, desde que entré soñaba con una ducha”, comentaba mientras se enjabonaba. “A ver si se me va a ir medio moreno al ducharme”, decía entre risas. “Mira, mira, como sale el agua negra”, concluía antes de poner fin a este momento tan placentero.
