sábado, 2 noviembre 2024

El 25% de los trabajadores agrícolas europeos son migrantes que sufren explotación laboral, según un estudio

Aproximadamente una de cada cuatro personas empleadas en el sector agrícola europeo son migrantes víctimas de explotación laboral y abusos de derechos, según el estudio ‘Esenciales pero invisibles y explotados’, publicado por investigadores del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia Comillas y de Oxfam Intermón.

En la actualidad, 2,4 millones de personas migrantes trabajan en la cosecha de frutas y verduras en Europa. Según las últimas estadísticas, son una de cada cuatro personas empleadas en el sector, pero, como han alertado los investigadores, «en realidad podrían ser muchos más», ya que no se incluye a quienes están empleados de forma no estacional, contratados a través de agencias intermediarias y los que no tienen papeles.

Análisis detallado de la situación laboral en la agricultura europea

El informe se ha realizado a través de la revisión de textos académicos que incluyen los términos «trabajador migrante» y «agricultura» o asociados, publicados entre 2018 y 2023. También se han consultado documentos redactados por actores no académicos, como organizaciones. Los autores analizaron la literatura identificada a través de la extracción de aquellos fragmentos que hablan de: condiciones laborales, transporte, residencia, salud y seguridad en el trabajo, entre otros.

Así, tras la investigación, el estudio constata una «violación sistémica» de los derechos de los trabajadores migrantes, según la legislación laboral y de derechos humanos de la Unión Europea en los nueve países estudiados. Los cinco mayores productores de fruta fresca y verduras en Europa –España, Italia, Francia, Polonia y Finlandia–, dos países del norte del continente para abarcar todo el espacio continental –Finlandia y Suecia– y Alemania y Grecia.

Desigualdad salarial y género en la agricultura europea

Salarios inferiores al mínimo son habituales en los nueve países examinados, con excepción de Finlandia. Las mujeres, en particular, suelen recibir salarios más bajos. El estudio refleja una «crónica desigualdad de género»: por ejemplo, en la región española de Huelva, la mitad de las mujeres participantes en las investigaciones analizadas afirmaron ganar menos que sus homólogos masculinos, mientras que en Italia, las trabajadoras migrantes afirman ganar hasta un 30% menos que los hombres.

El estudio concluye que los casos de abuso, incluido el abuso sexual, las técnicas de intimidación y la violencia en respuesta a las huelgas son comunes en el sector agroalimentario europeo. Los trabajadores con permisos temporales o en situación irregular se enfrentan a un mayor riesgo de explotación debido a su situación laboral precaria. El documento también destaca los desafíos para acceder a los servicios de salud que enfrentan los trabajadores migrantes.

El alojamiento de los trabajadores migrantes suele ser precario, superpoblado, caro y aislado de los núcleos poblacionales. Se han denunciado casos de chantaje sexual por parte de supervisores de alojamiento. Algunos trabajadores viven en asentamientos marginales improvisados que carecen de servicios básicos, lo que aumenta el riesgo de enfermedades e incendios. La falta de acceso a servicios de salud adecuados es otro desafío importante.

Legislación y futuro de la industria agrícola en Europa

En respuesta a estas problemáticas, la UE ha aprobado una directiva de Due Diligence que busca garantizar que las empresas respeten los derechos de las personas y del medio ambiente en toda la cadena de valor. Este enfoque tiene como objetivo prevenir y abordar las violaciones de derechos humanos en la agroindustria y establecer responsabilidades claras.

En sus conclusiones, el estudio hace un llamado a fomentar la presencia de trabajadores migrantes en estructuras sindicales, garantizar formación en idiomas comprensibles, proporcionar el equipo necesario y asegurar que las ayudas de la Política Agraria Común tengan en cuenta el respeto de normas laborales y sociales. Es fundamental abordar estas problemáticas para garantizar unas condiciones laborales justas y dignas en el sector agrícola europeo.


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