Por más sorprendente que suene, el vals, que se hizo muy popular en las clases altas durante la Edad Media, solía tener una fama de baile escandaloso, por lo que practicarlo estaba muy mal visto. Los orígenes “del más armonioso de los bailes” fueron humildes y rurales
Las mentes conservadoras del siglo XVIII estaban en completo desacuerdo con que los jóvenes practicaran este tipo de baile que iba, poco a poco, invadiendo los salones en Viena. En este artículo te contamos la razón del “escándalo” que producía.
La historia detrás del vals
A los ojos modernos, el vals, podría parecer un símbolo de status anticuado que encarna la riqueza y el buen gusto. Pero el paso de baile de salón por excelencia tiene sus raíces en las clases bajas, que al practicarlo, solían escandalizar a la nobleza.
Considerado el paso de baile más antiguo reconocido en las competiciones de salón modernas, el vals surgió de los bailes de cortejo de los plebeyos en la Alemania y Austria del siglo XVIII. Este baile, que toma su nombre del término alemán walzen, que significa “girar”, desafiaba las costumbres sociales de la clase alta con sus movimientos libres.
El «escándalo» que provocaba el vals en las clases altas y cómo terminaron por aceptarlo
Las mentes conservadoras no tardaron en calificar de inmoral el hecho de que una pareja bailara entrelazada. Este raro estilo de baile que practicaban las clases bajas y que iban invadiendo los salones en Europa, despertaban comentarios negativos de dichas personas.
Por fortuna, para quienes disfrutaban y se divertían con este baile, ninguna de estas objeciones impidió la difusión de la nueva danza, a la que contribuyó la apertura de un tipo nuevo de establecimiento: las salas de baile. Poco a poco, los aristócratas fueron cambiando su opinión al ver cómo se divertían los jóvenes que practicaban el vals, que llegó a ser un hit, sobre todo, en Austria.
Esto hizo que la nobleza y personas de clases más altas, que tenían una opinión totalmente adversa y negativa sobre el vals, empezaran a llevarlo a cabo. ¿Qué sucedió? Pues sí, le tomaron el gusto a esta práctica y se popularizó aún más, convirtiéndose, de a poco, en un baile casi representativo de la burguesía. Mediado el siglo XIX, el vals ya era el rey absoluto de los salones de la clase alta en toda Europa. La sociedad europea estaba cambiando también al compás de tres por cuatro.