sábado, 6 julio 2024

Los presidentes de TotalEnergies, Shell y BP ‘pagarán’ por la inacción frente al cambio climático

Seis de las más importantes compañías energéticas que operan en Europa –TotalEnergies, Shell, BP, Eni, Repsol y Equinor– han recibido una carta en la que se les acusa de no hacer lo suficiente para descarbonizar su producción y atajar el calentamiento global. En la misiva, firmada por un grupo de 16 inversores internacionales que representan más de 780.000 millones de euros en activos gestionados, se anuncia la toma de medidas contra esta supuesta inacción climática, entre las que destaca votar en contra de la reelección este año de los presidentes de los consejos de TotalEnergies, Shell y BP.

Los firmantes, convocados por la empresa de gestión de activos Ofi Invest Asset Management, exhortan a las energéticas a detener sus planes de expansión de los combustibles fósiles y potenciar sus inversiones en energías sostenibles.

Asimismo, señalan que el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas por parte de las empresas es incompatible con los objetivos de limitar el calentamiento global a 1,5 °C y lograr la neutralidad de carbono para 2050, según las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y las investigaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). La carta también señala que las empresas invierten muy poco en energías sostenibles en comparación con las necesidades de la transición energética.

EL GRUPO DE INVERSORES INSTA A LAS EMPRESAS A REVISAR su estrategia climática para alinearla con una trayectoria que limite el calentamiento global a 1,5 ºC, DETENIENDO EL DESARROLLO DE NUEVOS PROYECTOS DE PETRÓLEO Y GAS

La coalición de inversores considera que, en los últimos años, las seis empresas petroleras y gasísticas han avanzado muy poco en la acción por el clima, y señala que algunas de ellas -TotalEnergies, BP y Shell– incluso han reducido sus ambiciones climáticas.

En consecuencia, el grupo de inversores pide a las seis empresas que revisen su estrategia climática para alinearla con una trayectoria que limite el calentamiento global a 1,5 ºC. Según la AIE, esto requerirá detener el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas e impulsar las inversiones en energías sostenibles, de modo que el 50% del gasto de inversión se dedique a proyectos de energía limpia para 2030.

En su carta, los inversores firmantes se comprometen a votar en contra de determinadas resoluciones estratégicas clave en las juntas generales de 2024 de estas empresas, con el fin de subrayar la responsabilidad de sus respectivos consejos de administración. Votarán en contra de la reelección del presidente del consejo o en contra de la reelección de al menos un miembro del consejo, o en contra de la aprobación de la gestión del consejo, en función de las resoluciones del orden del día de cada una de las empresas en cuestión. Estos votos demuestran la determinación de utilizar nuevas vías en el compromiso contraído con las empresas de petróleo y gas.

EL CASO DE SHELL

La cúpula de Shell, a la que los inversores firmantes de la carta retirarán su apoyo, es el ejemplo paradigmático del retroceso en las estrategias corporativas de transición energética. El gigante angloneerlandés ha recalibrado sus objetivos de transición energética, haciendo retroceder sutilmente su plan de negocio de vuelta a los combustibles fósiles.

La compañía confía en la fortaleza de la demanda de petróleo, lo que le ha llevado a disminuir sus metas de reducción de emisiones. La compañía sigue comprometida con llegar al cero neto en 2050, pero la cifra establecida para 2030 oscilará entre el 15% y el 20% menos de gases contaminantes, en lugar del 20% fijado inicialmente. La directiva de Shell

también ha eliminado la obligación de llegar a un 45% de reducción de intensidad de carbono en 2035.

Esta desaceleración en la limpieza de emisiones se entrelaza con la decisión de Shell de invertir más en petróleo y gas. El nuevo enfoque es mantener la producción estable hasta 2030, junto con una política cautelosa respecto al crecimiento de la energía renovable.


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