Los gazpachos manchegos son una de las recetas tradicionales más queridas de la región de Castilla. Aunque cuando pensamos en gazpacho, generalmente nos viene a la mente la versión andaluza con tomate, pimiento, ajo y pepino, la variante manchega es una deliciosa sorpresa.
Se trata de una sopa reconfortante y sustanciosa, con una base de pan de pueblo remojado en caldo de carne. Las carnes que se utilizan varían, pero comúnmente se incluyen trozos de pollo, conejo, cordero o incluso perdiz, lo que le aporta un sabor único y lleno de matices.
Además de las carnes, se suelen añadir otros ingredientes como chorizo, jamón, huevo duro y, en ocasiones, champiñones o setas, que contribuyen a enriquecer aún más su sabor y textura. Todo esto se cocina a fuego lento para que los sabores se integren a la perfección.
8ALGUNOS TRUCOS EXTRA
PimePara darle un toque de sabor ahumado y delicioso al chorizo, puedes usar el pimentón de la Vera. Este tipo de pimentón tiene un aroma y sabor distintivo que realzará el guiso de manera fantástica. Si no quieres hacer la torta cenceña, las tostas son una excelente alternativa. Aportan una textura crujiente que contrasta muy bien con el guiso y también absorben los sabores, aunque de una manera diferente a la torta. Si estás en la época de las setas y los níscalos, añadir unos cuantos durante el sofrito de la carne es una idea genial. Las setas aportarán un sabor boscoso y una textura única al gazpacho manchego, agregando un toque de frescura y variedad al plato.
No te olvides de la presentación y maridaje. El perejil fresco picado es un excelente toque final para añadir frescura y color al plato. Además, servir el gazpacho manchego junto a un vino tinto de variedad noble, como un buen Tempranillo o Cabernet Sauvignon, complementará perfectamente los sabores intensos y robustos del guiso. ¡Disfruta de esta deliciosa experiencia gastronómica!