Los gazpachos manchegos son una de las recetas tradicionales más queridas de la región de Castilla. Aunque cuando pensamos en gazpacho, generalmente nos viene a la mente la versión andaluza con tomate, pimiento, ajo y pepino, la variante manchega es una deliciosa sorpresa.
Se trata de una sopa reconfortante y sustanciosa, con una base de pan de pueblo remojado en caldo de carne. Las carnes que se utilizan varían, pero comúnmente se incluyen trozos de pollo, conejo, cordero o incluso perdiz, lo que le aporta un sabor único y lleno de matices.
Además de las carnes, se suelen añadir otros ingredientes como chorizo, jamón, huevo duro y, en ocasiones, champiñones o setas, que contribuyen a enriquecer aún más su sabor y textura. Todo esto se cocina a fuego lento para que los sabores se integren a la perfección.
6HORNEAR LA TORTA
Después de haber estirado la masa de la torta cenceña sobre una bandeja enharinada, colócala en el horno precalentado a 200ºC (392ºF). Hornea la torta durante aproximadamente 15 minutos o hasta que esté dorada y ligeramente crujiente. Este tiempo puede variar dependiendo del grosor de la torta, así que asegúrate de vigilarla para evitar que se queme.
Una vez que la torta esté lista, sácala del horno y deja que se enfríe un poco hasta que esté tibia al tacto. Luego, córtala en trozos pequeños con las manos. La torta horneada debería tener una textura similar a la pasta cocida, con una consistencia firme pero suave al morder.