Los gazpachos manchegos son una de las recetas tradicionales más queridas de la región de Castilla. Aunque cuando pensamos en gazpacho, generalmente nos viene a la mente la versión andaluza con tomate, pimiento, ajo y pepino, la variante manchega es una deliciosa sorpresa.
Se trata de una sopa reconfortante y sustanciosa, con una base de pan de pueblo remojado en caldo de carne. Las carnes que se utilizan varían, pero comúnmente se incluyen trozos de pollo, conejo, cordero o incluso perdiz, lo que le aporta un sabor único y lleno de matices.
Además de las carnes, se suelen añadir otros ingredientes como chorizo, jamón, huevo duro y, en ocasiones, champiñones o setas, que contribuyen a enriquecer aún más su sabor y textura. Todo esto se cocina a fuego lento para que los sabores se integren a la perfección.
3EL SOFRITO PARA EL GAZPACHO MANCHEGO
En una sartén grande o una olla, calienta el aceite de oliva a fuego medio-alto. Es importante que el aceite esté bien caliente antes de agregar la carne para lograr un dorado uniforme y sellar los jugos en la carne. Una vez que el aceite esté caliente, agrega los trozos de pollo, perdiz o liebre y el conejo a la sartén. Sofríe la carne hasta que esté dorada por todos lados.
Mientras se dora la carne, aprovecha para cortar las hortalizas en cuadritos. Puedes picar finamente la cebolla, los ajos y los pimientos (verde y rojo, si estás usando). Una vez que la carne esté dorada, añade las hortalizas picadas a la sartén. Sofríelas junto con la carne para que se impregnen de los jugos y aceite, aportando sabor al conjunto. Cuando la carne y las verduras estén medio hechas, es el momento de añadir las especias. Agrega el pimentón dulce o de la Vera según tu gusto, una hoja de laurel, un poco de tomillo y el tomate frito o los tomates naturales rallados. Estos ingredientes aromatizarán y darán profundidad al guiso.