Demanda hinchada y pasajera que se tomó erróneamente por sólida, inversiones exageradas basadas en unas perspectivas de crecimiento engañosas y fuerte dependencia de unas subvenciones públicas con fecha de caducidad. Estos ingredientes son los propios de una burbuja de manual, la del autoconsumo fotovoltaico residencial, que ha explotado llevándose por delante a compañías hasta hace bien poco boyantes, como Solarprofit y Holaluz.
La primera de estas firmas anunció el pasado viernes que las «elevadas tensiones de liquidez» la han obligado a entrar en preconcurso de acreedores. Sólo un día antes, había notificado que tendría que despedir a nueve de cada 10 empleados en un devastador Expediente de Regulación de Empleo (ERE), a fin de garantizar la supervivencia del proyecto.
Por su parte, Holaluz trabaja contrarreloj para conseguir préstamos de unos 15 millones de euros y un equity line de hasta seis millones para afrontar sus problemas de liquidez, tan profundos que ponen en jaque sus compromisos contractuales y su misma existencia.
CASTILLOS EN EL AIRE
Los de Solarprofit y Holaluz no son, en modo alguno, casos aislados. Sus problemas se suman a los de otras destacadas firmas del autoconsumo doméstico como Svea Solar, Solideo -adquirida por Acciona- o la startup Sunalizer. MERCA2 ha contactado con Eduardo Imedio, analista de la empresa de brokers Renta4, a fin de comprender mejor las tribulaciones por las que está pasando el sector.
«Tanto Solarprofit y Holaluz hicieron una apuesta muy fuerte por el autoconsumo doméstico en 2021 y 2022, incrementando de forma importante la plantilla y los gastos en publicidad» -expone- «Esta apuesta estaba basada en unas enormes perspectivas de crecimiento del sector de autoconsumo, fruto del descontrolado aumento de los costes energéticos causado por el inicio de la inflación en 2021 y la escasez de gas derivada de las sanciones a Rusia en 2022″.
EL MERCADO HABÍA PREVISTO QUE LA DEMANDA DE INSTALACIONES DE AUTOCONSUMO SE MANTUVIERA FUERTE DURANTE TODA LA DÉCADA, PERO NO HA SIDO ASÍ
El mercado, explica Imedio, había previsto que esta situación situación se prolongara durante prácticamente toda esta década, pero no ha sido así. «Adicionalmente, desde las administraciones se lanzaron fuertes programas para subvencionar en más de un 50% el coste de las instalaciones fotovoltaicas residenciales», añade.
Esta política de subvenciones ha sido tan invasiva que ha llegado a poner en guardia a las autoridades de vigilancia del libre mercado. A mediados de marzo, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) lanzó una consulta para conocer la percepción de los actores del mercado eléctrico sobre las ayudas públicas al autoconsumo fotovoltaico en España. El objetivo de la CNMC es evaluar el impacto del apoyo estatal a este tipo de instalaciones dentro de la estructura de comercialización de electricidad en nuestro país.
LA DECADENCIA DEL AUTOCONSUMO
Con la completa normalización del precio de la energía desde 2023, el ritmo de instalaciones se desaceleró fuertemente en 2023, cayendo un 32% respecto al boom de 2022. Esta desaceleración corresponde en gran parte al segmento residencial, que se ha desplomado un 54%. Este área del autoconsumo «ha dejado de preocuparse por el precio de la energía y además es sensible a la reducción de los incentivos públicos», dice Imedio.
El sector industrial, en cambio, solamente registró una caída moderada en su crecimiento, del 13% frente a 2022. «Tanto Holaluz como Solarprofit han visto como las perspectivas de crecimiento del sector se han desecho rápidamente, provocando una caída de los ingresos» -observa nuestro interlocutor- «Esta caída de ingresos se vuelve crítica debido al elevado apalancamiento operativo que ambas compañías habían alcanzado; además, ninguna de estas empresas estaba diversificada geográficamente, manteniendo una elevada concentración de actividad en el mercado español».
MERCA2 también ha hablado con Diego Morín, analista de IG, cuya visión de lo acontecido en el sector del autoconsumo es más general y ligada a las concurrencias geoeconómicas. «En términos generales, el mercado de energía renovables no pasa por un buen momento, ya que los procesos se han acelerado demasiado rápido durante los procesos de descarbonización implementados por la Unión Europea (UE)» -indica- «Podríamos decir que los últimos tres años han sido (y están siendo) realmente difíciles: el acceso a la financiación para proyectos se ha complicado para el sector debido a los elevados tipos de interés, así como una crisis de suministros y cuello de botellas que dificultaron los números».
«CHINA HA AUMENTADO EL INTERVENCIONISMO en las exportaciones de TIERRAS RARAS, dificultando A LOS FABRICANTES EUROPEOS DEL AUTOCONSUMO EL ACCESO A ESTA MATERIA PRIMA»
Diego Morín, sales operations analyst en IG
Hablamos, pues, de los mismos problemas que asolan al tejido empresarial de las energías renovables en su conjunto, no solo el autoconsumo. El ejercicio bursátil de 2023 dejó un poso amargo en la cotización de las energías ‘verdes’, y en lo que llevamos de 2024 va por el mismo camino: el S&P Global Clean Energy Index, índice de referencia en el sector, no para de caer, acumulando pérdidas superiores al 30% en los últimos 12 meses. Las empresas españolas del ramo, por su parte, las están pasando canutas en los parqués, con Solaria y Acciona Energía en el vagón de cola del Ibex. Grenergy, que cotiza en el continuo, ha recibido mejor el chaparrón, pero también está bajo la lluvia.
En el caso de los fabricantes fotovoltaicos para autoconsumo casero, como Solarprofit y Holaluz, la situación se agrava por la competencia desleal de China. «El gigante asiático es muy importante en este juego, en el que los paneles fotovoltaicos dependen de las tierras raras, controladas por China, para implementar la producción» -recuerda Morín- Pekín es consciente de esto y ha aumentado intervencionismo en las exportaciones de dichas materias primas, dificultando el acceso para las empresas».
El impacto del gigante asiático en el mercado es tan colosal que ha obligado a la UE a tomar cartas en el asunto. El pasado 17 de abril, España y otros 22 estados miembros se comprometieron en Bruselas a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los fabricantes europeos del monopolio chino, incluyendo flexibilizar los requisitos para acceder a las ayudas estatales y comunitarias.