Para ciertas personas, realizar el ritual de poner una cápsula en la cafetera cada mañana se ha convertido en una especie de religión. Desde su llegada a nuestro país en el año 2000, las cafeteras monodosis se han integrado discretamente en nuestra rutina diaria, tanto que en 2017 el Instituto Nacional de Estadística (INE) las consideró uno de los productos más consumidos al calcular la cesta de la compra. Sin embargo, muchos de estos consumidores no saben que algunas de estas cápsulas pueden contener azúcar, una cantidad de cafeína imprecisa y presentar riesgos para el medio ambiente.
5PELIGROS DEL ALUMINIO
El aluminio de las cápsulas ha generado mucha controversia. Aunque este material no es completamente inofensivo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no ha asociado su consumo a riesgos de cáncer en las dosis a las que generalmente estamos expuestos. Sin embargo, el consumo excesivo de aluminio puede plantear problemas neurotóxicos.
Las cápsulas, así como otros materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos, están regulados por estrictos reglamentos europeos y son sometidos a controles para garantizar que no se excedan las ingestas tolerables de aluminio.
Sin embargo, el verdadero problema se encuentra en la cuestión medioambiental. La dificultad para reciclar las cápsulas genera un impacto significativo en el medio ambiente. Es por eso que las cápsulas reciclables, que permiten recargar el café y reutilizarlas, son una excelente idea. Esto reduce la cantidad de residuos generados y contribuye a la sostenibilidad ambiental.