Tener recuerdos agradables es como un tesoro que ilumina el camino de nuestra vida. Esas pequeñas instantáneas del pasado nos reconfortan en tiempos difíciles y nos llenan de alegría en momentos de nostalgia. Son como pinceladas de felicidad que pintan el lienzo de nuestra existencia, recordándonos los momentos de risas, amor y amistad. Los recuerdos nos conectan con nuestras raíces, con quienes somos y con quienes fueron importantes para nosotros. Son el reflejo de experiencias vividas que nos hacen sentir vivos, dándonos la certeza de que, aunque el tiempo pase, siempre conservaremos un pedacito de felicidad en nuestro corazón. Pero, ¿por qué se olvidan los de cuando somos bebés?
5Y luego estos recuerdos se consolidan
Aunque las personas puedan afirmar tener recuerdos de la infancia temprana, la evidencia científica sugiere que estos recuerdos se forman más tarde, a partir de fotografías, relatos familiares u otras influencias externas. Estos recuerdos pueden consolidarse con el tiempo, pero es improbable que provengan de experiencias reales de la primera infancia. La consolidación de recuerdos genuinos suele ocurrir más tarde en la niñez, cuando la capacidad cognitiva y la memoria están más desarrolladas.