Tener recuerdos agradables es como un tesoro que ilumina el camino de nuestra vida. Esas pequeñas instantáneas del pasado nos reconfortan en tiempos difíciles y nos llenan de alegría en momentos de nostalgia. Son como pinceladas de felicidad que pintan el lienzo de nuestra existencia, recordándonos los momentos de risas, amor y amistad. Los recuerdos nos conectan con nuestras raíces, con quienes somos y con quienes fueron importantes para nosotros. Son el reflejo de experiencias vividas que nos hacen sentir vivos, dándonos la certeza de que, aunque el tiempo pase, siempre conservaremos un pedacito de felicidad en nuestro corazón. Pero, ¿por qué se olvidan los de cuando somos bebés?
2Lo habitual es que no tengamos recuerdos de cuando éramos bebés
Es común que la mayoría de las personas no conserven recuerdos de su infancia temprana, especialmente de cuando eran bebés. La memoria infantil suele ser fugaz y fragmentada, con pocos eventos o detalles concretos recordados. Esto se debe a la inmadurez del cerebro y a la falta de desarrollo cognitivo en ese período. Los recuerdos comienzan a formarse más claramente a medida que crecemos y nuestra capacidad cognitiva se fortalece.