En 2023, el 96% del consumo de electricidad en las instalaciones del Grupo BBVA fue de origen renovable, muy por encima del 70% establecido en su objetivo para 2025. En España, Portugal, Colombia, Uruguay, México, Perú y Turquía el 100% de la electricidad consumida por la entidad financiera proviene de energías limpias. Asimismo, el banco sigue avanzando en la reducción de su huella ambiental hasta las 44.985 toneladas de emisiones de CO2 (alcance 1 y 2) en 2023. Esto supone un 15% menos de emisiones que las 52.887 toneladas emitidas en 2022. En este sentido, BBVA ha logrado reducir un 84% esas emisiones el pasado año respecto a 2015, muy por encima del objetivo del 68% marcado para 2025.
Además, en línea con el Plan Global de Ecoeficiencia, la huella ambiental del Grupo presenta unos datos muy positivos con respecto al año base 2019, superando en todos los ámbitos los objetivos definidos, con reducciones del 16% en consumo de electricidad, del 18% en consumo energético, del 26% en consumo de agua, del 48% en papel y del 50% en residuos netos (todos ellos por empleado); y 82% en emisiones de alcance 1 y 2. Además, el porcentaje de superficie certificada ambientalmente alcanzó el 61%.
Plan Global de Ecoeficiencia
BBVA estableció en 2021 un Plan Global de Ecoeficiencia para el periodo 2021-2025, definiendo objetivos más ambiciosos y alineados con su estrategia climática, con el fin de fomentar la reducción de impactos directos y de la consecución del Objetivo 2025. La consecución de estos indicadores ha sido posible gracias a los siguientes cuatro vectores de actuación:
1. Consumos
BBVA ha impulsado las siguientes líneas de actuación para disminuir su huella ambiental:
Consumo de electricidad: la estrategia de BBVA está enfocada en el uso de energía renovable, puesto que es la palanca más importante para contribuir a la descarbonización de los mercados energéticos allí donde el Grupo tiene presencia. La estrategia consiste en alcanzar Acuerdos sobre Compra de Energía (PPA, Power Purchase Agreements) como los ya vigentes en España, México, Turquía y Argentina, así como en la adquisición de certificados de energía renovable como las Garantías de Origen en España y Portugal, o las certificaciones internacionales de energía renovable (iREC, por sus siglas en inglés) en México, Turquía, Perú, Colombia y Argentina. El banco también apuesta por la autogeneración de energía renovable en sus instalaciones, mediante el montaje de placas solares fotovoltaicas y termosolares, como ya viene ocurriendo en varias de las filiales como España, Turquía, Argentina y Uruguay.
Implantación de medidas de ahorro energético en la gestión de los inmuebles para controlar y reducir los consumos.
Iniciativas de reducción del consumo de agua, como los sistemas de reciclaje de aguas grises y reaprovechamiento de aguas pluviales para riego de las sedes de España y México o la instalación de urinarios secos en algunos de los edificios de España.
Por último, medidas de digitalización y centralización de impresión para reducir el consumo de papel que, adicionalmente, es reciclado o ambientalmente certificado en la mayoría de las áreas geográficas (España, México, Turquía, Perú, Colombia, Argentina y Portugal) en un 73% en 2023.
2. Economía circular
La generación de residuos se está convirtiendo en un grave problema a nivel global, por lo que parte de la contribución de BBVA a un desarrollo sostenible incluye pasar de prácticas de consumo lineal hacia prácticas de consumo circular para reducir este impacto a través de estándares de construcción sostenible o con la implantación de los Sistemas de Gestión Ambiental certificados con la ISO 14001. Adicionalmente, el banco ha conseguido la certificación Zero Waste to Landfill y el sello Residuo Cero de Aenor en Ciudad BBVA, el resto de edificios corporativos en Madrid y en el edificio de Opplus en Málaga. El objetivo es reducir al mínimo los residuos que se derivan a vertederos, por lo que las instalaciones del Grupo cuentan con zonas claramente diferenciadas y señalizadas que permiten llevar a cabo una correcta segregación y posterior reciclado de los residuos.
3. Construcción y gestión de espacios sostenibles
Otro compromiso de BBVA en su Plan Global de Ecoeficiencia es garantizar la implantación de los mejores estándares ambientales y energéticos en sus edificios. Para cumplir esta meta, la entidad pretende conseguir un gran porcentaje de superficie certificada ambientalmente. BBVA ya cuenta con certificaciones de construcción en 19 edificios y 10 sucursales, entre las que se encuentran sus sedes en España, México, Argentina y Turquía. Además, tres de ellas han recibido la más alta categoría de certificación, el LEED Platino. Adicionalmente, el banco cuenta con 8 distintivos WWF Green Office en Turquía y 33 Edge en Perú, certificaciones que promueven la reducción de la huella ecológica y de las emisiones de carbono.
SOSTENIBILIDAD
BBVA certifica medioambientalmente todos sus edificios y sucursales de España. La entidad financiera es la primera en España en certificar todo su portafolio de inmuebles de uso propio. BBVA ha logrado auditar bajo la norma ISO 50001 de eficiencia energética un total de 30 edificios y 1.882 oficinas en España. Además, la entidad ha renovado la norma ISO 14001 de gestión de residuos hasta sumar 21 edificios y 13 sucursales, alcanzando hasta un 43% de superficie certificada bajo este estándar.
En cuanto a las certificaciones de gestión, BBVA tiene implantado el Sistema de Gestión Ambiental basado en la Norma ISO 14.001:2015 que se certifica todos los años por una entidad independiente. A través de esta certificación se controla y evalúa el desempeño ambiental en las operaciones de algunos de sus edificios. Este sistema se aplica a 92 edificios y 1.044 sucursales en los principales países donde opera el Grupo. BBVA en Portugal amplió en 2023 su superficie certificada en este sistema de gestión, logrando la certificación de su sede en Lisboa (10.519 m2). Por último, BBVA ha logrado a cierre de 2023 ser la primera entidad en España en certificar medioambientalmente todo su portafolio de inmuebles de uso propio. El banco ha logrado auditar bajo la norma 50001 de eficiencia energética un total de 30 edificios y 1.882 oficinas en España.
4. Huella de carbono
La huella de carbono y su reducción, una de las principales metas establecidas en el Objetivo 2025, es un indicador que mide la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que una organización emite a la atmósfera. Se mide en toneladas de CO2 equivalente (tCO2e). BBVA ha puesto en marcha las siguientes iniciativas:
Emisiones de CO2 de alcance 1 y 2: la reducción de las emisiones viene de la mano de las estrategias de reducción de los consumos energéticos y de construcción sostenible, de la sustitución de flotas con combustibles tradicionales por flotas híbridas y eléctricas y de alcanzar Acuerdos sobre Compra de Energía (Power Purchase Agreements), así como en la adquisición de certificados de energía renovable como las Garantías de Origen o las certificaciones internacionales de energía renovable (iREC, por sus siglas en inglés). En España, la flota está formada al 100% por vehículos híbridos.
Emisiones de CO2 de alcance 3: BBVA está trabajando en una serie de medidas para reducir las emisiones de carbono:
Residuos: Mediante la implantación de certificaciones como la ISO 14.001:2015 y Residuo Cero.
Desplazamientos de empleados: BBVA cuenta con 348 puntos de recarga para vehículos 100% eléctricos e híbridos enchufables (PHEV) en los edificios del Grupo a disposición de sus empleados.
Viajes de negocios: se ha comenzado a desplegar una iniciativa de concienciación, comunicando a distintas áreas de BBVA su huella generada mensualmente por este motivo e identificando palancas y alternativas para poder reducir las emisiones, fomentando así la sensibilización de los empleados a la hora de planificar sus viajes de trabajo.
Proveedores: en 2023 BBVA implantó un módulo de sostenibilidad en el proceso de evaluación de proveedores, que incluye, entre otros, la gestión y medición de impactos ambientales de los mismos.
BBVA ha sido reconocido como el banco más sostenible de Europa por cuarto año consecutivo según el Dow Jones Sustainability Index en 2023, el índice de referencia mundial en materia de sostenibilidad, ha obtenido la mejor puntuación en la categoría de bancos en la región (84 puntos sobre 100) y la tercera a nivel global.
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COMPROMISO> ACCIÓN POR EL CLIMA
Refrigeración sostenible sin halocarbonos o cómo ayudar a mil millones de personas a adaptarse al calor que viene
Tras intensos debates y difíciles consensos en la pasada COP28, se han alcanzado avances considerables en el caso concreto del desarrollo de una refrigeración sostenible. La refrigeración no solo es necesaria para la vida de numerosos hogares, sino que es fundamental para sectores como la alimentación, la logística, la tecnología digital o el turismo.
Refrigeración sostenible sin halocarbonos o cómo ayudar a mil millones de personas a adaptarse al calor que viene
De acuerdo con el Programa para el Medio Ambiente de Naciones Unidas (UNEP), un enfoque sostenible para la refrigeración es de vital importancia para abordar el cambio climático, tanto para la reducción de los gases de efecto invernadero (GEI) como para la adaptación al clima.
ENERGÍA ASEQUIBLE Y NO CONTAMINANTE
Cómo encontrar el sistema de climatización más sostenible
Calentar o enfriar una estancia y lograr agua caliente puede hacerse hoy con diferentes tecnologías, aunque la aerotermia -captación de la energía contenida en el ambiente- es de las más eficientes. Los sistemas de climatización son una pieza esencial para el ahorro en el gasto energético, la reducción de dióxido de carbono (CO2) y la sostenibilidad del planeta.
Con el calentamiento global y las temperaturas extremas, aumentará la necesidad de refrigeración. UNEP estima que satisfacer las necesidades futuras de refrigeración se puede lograr de forma sostenible: reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 en al menos un 60%, aliviando la presión sobre las redes energéticas, ayudando a más de mil millones de personas a adaptarse al cambio climático, y generando ahorros para los usuarios finales de la energía eléctrica de un billón de dólares en 2050.
La presidencia de la COP28 destacó la refrigeración sostenible como una cuestión de máxima relevancia planteando algunas recomendaciones clave:
Desarrollar sistemas con refrigerantes naturales que sean competitivos en eficiencia y coste en comparación con los sistemas basados en los halocarbonos.
Apoyar las restricciones al uso de refrigerantes a base de halocarbonos con un potencial de calentamiento global superior a 150 y la prohibición de fluidos que se ajusten a la definición de sustancias perfluoroalquilas y polifluoroalquilas (PFAS).
Apoyar el desarrollo de estándares que permitan impuestos más altos para los sistemas que utilicen halocarbonos.
Hacer hincapié en la búsqueda de soluciones para bombas de calor y sistemas de refrigeración con fluidos naturales que puedan sustituir el uso de energías fósiles para la calefacción residencial.
Priorizar el desarrollo de bombas de calor de alta temperatura utilizando fluidos naturales para contribuir a la descarbonización de las necesidades de la industria.
La capa de ozono y el cambio climático
En los 80, los clorofluorocarbonos (CFCs) se utilizaron en productos como aerosoles, frigoríficos y aparatos de aire acondicionado hasta que el Protocolo de Montreal, que entró en vigor en enero de 1989, prohibió su uso debido a sus efectos destructores de la capa de ozono.
Los CFCs fueron reemplazados por otra clase de halocarbonos, los hidrofluorocarbonos (HFCs), que, si bien no destruyen la capa de ozono, son potentes gases de efecto invernadero. Se resuelve un problema pero se crea otro.
ENERGÍA RENOVABLE
Bomba de calor: calefacción y refrigeración libre de CO2
Una bomba de calor es una máquina térmica que funciona con energías renovables y toma la energía de su entorno para aclimatar un espacio e, incluso, ofrecer agua caliente sanitaria. Se trata de una alternativa a los equipos convencionales, sostenible, que triplicará sus ventas en 2030 y estará en 1.000 millones de hogares para 2050, según la Agencia Internacional de la Energía.
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La Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, vigente desde enero de 2019, tiene como objetivo reducir gradualmente el consumo de HFCs. La transición a alternativas respetuosas con el ozono y el clima puede ayudar a evitar un aumento de temperatura de más de medio grado Celsius para finales de siglo.
Sin embargo, algunas alternativas de halocarbonos de bajo poder calorífico propuestas frente a los HFCs, incluidas en la categoría de PFAS, pueden acumularse en la naturaleza, lo que plantea riesgos potenciales para la salud.
Además, la refrigeración consume mucha energía y la sostenibilidad se ve afectada por la procedencia de esa energía. El uso de energía renovable para la refrigeración es respetuoso con el medioambiente, pero en zonas que dependen de combustibles fósiles para la generación de energía, la refrigeración eléctrica puede producir importantes emisiones indirectas. Por lo tanto, es fundamental que todos los sistemas maximicen la eficiencia energética.
Los nuevos fluidos naturales
En la actualidad existe una amplia investigación sobre la refrigeración sostenible centrada en los fluidos que se encuentran de forma natural en la biosfera. Por ejemplo, refrigerantes como el dióxido de carbono (CO2), el amoníaco (NH2), los hidrocarburos (HCs) y el agua (H2O).
El uso de estos fluidos proporciona una solución climáticamente segura a largo plazo. Muchos países, especialmente los de bajos ingresos, pueden hacer una transición directa de los HFCs a alternativas sostenibles sin tener que recurrir a sustancias que podrían limitarse pronto.
Además de sustituir potentes gases de efecto invernadero, el CO2 como refrigerante también puede contribuir al ahorro de energía. Para los supermercados, integrar las necesidades de refrigeración, congelación, calefacción y aire acondicionado en un mismo sistema basado en CO2 ha demostrado una reducción de alrededor del 35% en el consumo de energía. Se estima que hay más de 35.000 sistemas de este tipo instalados en todo el mundo, principalmente en Europa. En el norte de Europa, la mayoría de los supermercados han pasado a utilizar CO2 como refrigerante.
Los sistemas que utilizan otros fluidos naturales, como el amoníaco, los hidrocarburos o el agua, han resultado ser muy eficientes energéticamente, aunque los desafíos para el empleo del NH2 y los HCs incluyen la toxicidad y la inflamabilidad de estos fluidos. Su uso adecuado y la adaptación de las normas para una operación e instalación seguras serán cruciales.