Hace catorce años, YouTube introdujo una función que permitía a los usuarios reproducir videos a una velocidad más rápida que la normal, lo que les permitía consumir contenido más rápido sin perder la comprensión. Esta característica se volvió muy popular y otras plataformas sociales y de video comenzaron a ofrecerla también. Con la llegada de aplicaciones de mensajería como WhatsApp y Telegram, esta práctica se extendió aún más, con personas utilizando la reproducción acelerada para consumir contenido de texto y multimedia más rápidamente.
5ESTIMULA LA ATENCIÓN PERO DIFICULTA EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
El estudio de la Universidad de Los Angeles también señaló un efecto colateral curioso: el hecho de que aumentar la velocidad del video puede estimular y mejorar la atención. Esta observación sugiere que podría ser una forma de contrarrestar el exceso de información al que están expuestos, lo que a menudo dificulta su capacidad para concentrarse en una tarea específica. Al acelerar el ritmo del vídeo, se presenta la información de manera más rápida, lo que podría mantener el interés y evitar distracciones.
Sin embargo, es importante tener en cuenta la advertencia de la psicopedagoga Sylvie Pérez, profesora de la UOC, quien señala que fenómenos como el speedwatching pueden llevarnos a un procesamiento más superficial de la información, donde simplemente reaccionamos ante estímulos sin un procesamiento profundo. Esto sugiere que, si bien puede haber beneficios en términos de atención, también podría haber riesgos en cuanto a la calidad del procesamiento de la información y la comprensión profunda del contenido.