viernes, 22 noviembre 2024

La ‘espantada’ de la AIE ante la OPEP dispara el petróleo y amenaza a la gasolina

Esta semana, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) se ha ‘bajado los pantalones’, cambiando las predicciones que venía sosteniendo durante los últimos meses y admitiendo que este año habrá un déficit en la provisión global de petróleo. La reacción de los mercados, calculada o no, ha llegado puntual: el crudo sobrepasó los 85 dólares por barril y destruyó las esperanzas de una bajada en el precio de los carburantes, que por cierto siguen estancados en las mismas cifras que hace un año.

La AIE, después de echar por tierra las previsiones de escasez de la OPEP para 2024 -y que el propio cártel parece respaldar tácitamente restringiendo la producción– dice ahora que sí es posible que se de un «ligero déficit» en el abastecimiento de la materia prima. La agencia con sede en París ha tenido que rendirse a la evidencia y aceptar los efectos del ‘cerrojo’ en la producción de los países del cártel, que se obstinan tercamente en mantener a fin de evitar el desplome de los precios.

Los mecanismos del mercado saltaron como un resorte cuando la agencia hizo pública la revisión de su vaticinio. El barril de petróleo Brent, que ya llevaba tiempo al norte de los 80 dólares, volvió a colocarse en máximos anuales, superando con amplitud los 85 dólares (78 euros). El viernes, moderó ligerísimamente su escalada, situándose al cierre de esta edición en 84,7 dólares (77,7 euros).

EL PETRÓLEO, INFLAMADO POR LA GEOPOLÍTICA

Hasta ahora, el cenit de la agitación petrolera se dio tras los asaltos coordinados de Hamás en territorio israelí del 19 de octubre, que propulsaron el Brent hasta los 92 dólares por barril (85,43 euros). Tras la resaca de estos hechos, que dieron inicio a la guerra, el mercado se estabilizó hasta el fondo de 73 dólares (67,78 euros) tocado el 12 de diciembre, a pesar de la devastadora represalia de Tel Aviv, aún en curso.

Sin embargo, las dudas sobre la estabilidad de la demanda global, la expansión del conflicto con la participación de los rebeldes hutíes en el mar Rojo y la proliferación de refriegas y bombardeos por buena parte de Oriente Medio -hasta en Pakistán e Irán- enviaron de vuelta los precios del petróleo al norte de los 80 dólares por barril. El escenario parecía haberse acomodado en esos márgenes, pero el giro de timón de la AIE marca una pauta alcista.

Tanto Goldman Sachs como Bank of America prevén picos de hasta 95 dólares por barril durante el segundo trimestre del año, por lo que nos aguarda un verano energético agitado. Malas noticias para los carburantes en época de grandes desplazamientos por carretera.

LA GASOLINA, QUE YA ACUMULA OCHO SEMANAS AL ALZA, SE SITÚA EN 1,61 EUROS POR LITRO, APENAS UNOS CÉNTIMOS MENOS QUE HACE UN AÑO

La gasolina, por cierto, no se ha enterado del fin de la crisis energética, anunciado a bombo y platillo. Ya acumula ocho semanas al alza en España, con un coste medio de 1,61 euros el litro, según los datos del Boletín de Petróleo de la Unión Europea. Lejos de los más de dos euros que atormentaron a los conductores en 2022, pero apenas tres céntimos menos que hace un año. El gasoil, por su parte, está en los 1,542 euros por litro.

Aunque el precio de los carburantes es una ecuación que depende de muchos factores además de la oscilación del petróleo, está claro que un crudo en escalada supone un veneno para la recuperación de las tarifas energéticas previas a la guerra de Ucrania. Máxime cuando otros importantes actores del mercado de los hidrocarburos, como Rusia, también están tomando medidas restrictivas.

EL PRECIO DE LOS CARBURANTES DEPENDE DE MUCHOS FACTORES, PERO UN CRUDO EN ESCALADA ES LA PEOR NOTICIA PARA LA RECUPERACIÓN DE LOS PRECIOS PREVIOS A LA GUERRA DE UCRANIA

Expertos como Pablo Fernández de Mosteyrín, de la firma de inversión Renta4, no descartan un regreso a la «tormenta perfecta» que disparó los carburantes tras la invasión rusa de Ucrania. El motivo es que se están mezclando en la olla los mismos ingredientes que entonces: «un petróleo más costoso y una industria del refino debilitada», detalla Mosteyrín en declaraciones a MERCA2.

«Respecto a los precios del diesel y la gasolina, es difícil predecir hacia dónde irán los márgenes de refino, pero no es una sorpresa que los cierres de capacidad en Europa y las sanciones a Rusia han restringido la oferta, generando las tensiones que vimos el año pasado, con márgenes de refino muy elevados» -explica el analista- «Además, las disrupciones del comercio en el mar Rojo y las paradas de mantenimiento en las refinerías deberían continuar apoyando los márgenes y, por tanto, los precios de los destilados medios, en el corto plazo», dijo.

El analista tiene espacio para un ‘tirón de orejas’ a la política descarbonizadora imperante a nivel estatal y europeo: «Siendo loables los propósitos de implantación de renovables y transición energética, no se puede descuidar la industria del refino, so pena de ser dependiente energéticamente de países como Rusia».


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