Hoy, 1 de marzo, Rusia cierra el grifo de sus exportaciones de gasolina hasta dentro de seis meses. Aunque la Unión Europea (UE) no se verá afectada directamente al estar ya vetadas las compras de hidrocarburos rusos, el hecho ineludible es que el mercado pierde una de sus fuentes de abastecimiento en pleno ciclo alcista de precios. De fondo, la incertidumbre en torno al petróleo espesa aún más la humareda.
La decisión del Kremlin se hizo pública a mediados de semana a través de medios del país euroasiático. Uno de ellos, el grupo de comunicación RBC, puntualizó que la prohibición de exportar gasolina no será aplicada a las ventas dirigidas a los estados integrantes de la Unión Económica Euroasiática (UEEA): Mongolia, Uzbekistán, Abjasia y Osetia del Sur.
Según estas informaciones, el responsable de la medida ha sido el primer ministro ruso, Mikhail Mishustin, en respuesta al planteamiento formulado por el viceprimer ministro, Alexander Novak, quien el pasado 21 de febrero envió una carta a Mishustin advirtiendo de un inminente incremento de la demanda en el mercado interno.
EN LA DECISIÓN DE MOSCÚ SE ADVIERTEN COMPONENTES GEOPOLÍTICOS: LAS CERCANAS ELECCIONES RUSAS TIENEN COMO CLARO FAVORITO A UN PUTIN QUE HA AMENAZADO CON «TRÁGICAS CONSECUENCIAS» A LOS PAÍSES QUE ENVÍEN TROPAS EN APOYO DE UCRANIA
«Para nivelar la fuerte demanda de productos petrolíferos, es necesario tomar medidas que ayuden a estabilizar los precios en el mercado interno», sostenía Novak en la misiva.
Ésta es la segunda vez en menos de un semestre que Moscú cercena su comercio exterior de gasolina. En septiembre, ya tomó la misma decisión reaccionando a la subida de los precios mayoristas. Aquel veto apenas se sostuvo un mes, siendo levantado en noviembre.
En la trastienda de este nuevo ‘cerrojazo’ se atisban ciertos ingredientes geopolíticos: en apenas dos semanas, Rusia celebrará unas elecciones presidenciales en las que se da por descontado que Vladimir Putin revalidará su mandato; un Putin que no ha dudado en amenazar con «trágicas consecuencias» a cualquier país occidental que ose enviar tropas en apoyo de Ucrania.
LA GASOLINA SIGUE EN PLENA ESCALADA
En España, el precio del litro de gasolina y del diésel se mantienen esta semana por encima de los niveles en los que estaba antes del estallido de la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, cuando era de 1,592 euros y 1,479 euros el litro, respectivamente.
Tras seis semanas consecutivas de subidas, el precio medio del litro de gasolina ha repuntado un 0,44% esta semana, hasta los 1,605 euros de media, su nivel más alto desde mediados de noviembre. Por su parte, el precio medio del litro de diésel ha alcanzado esta semana los 1,561 euros de media, un 0,19% más que la semana pasada, tocando así también máximos desde mediados de noviembre, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE).
Con los precios actuales, llenar un depósito medio de 55 litros de gasolina tiene un coste de uno 88,27 euros; mientras que para los vehículos de diésel, la misma cantidad de combustible supone un desembolso de 85,85 euros
El precio medio de ambos carburantes inició 2024 registrando sus primeras subidas en tres meses, después de acumular un descenso tras otro desde finales de septiembre que les llevó a despedir el año pasado instalado en niveles mínimos del ejercicio tras sumar un abaratamiento de casi el 15%, en el caso de la gasolina, y de más del 13%, para el diésel. Con todo, ambos carburantes continúan lejos de los máximos que registraron el verano de 2022, en julio, cuando la gasolina alcanzó los 2,141 euros y el gasóleo los 2,1 euros.
Con los precios actuales, llenar un depósito medio de 55 litros de gasolina tiene un coste de uno 88,27 euros. Para los vehículos de diésel, la misma cantidad de combustible supone un desembolso de 85,85 euros.
Con estos niveles, el precio de la gasolina sin plomo de 95 se mantiene en España por debajo del promedio europeo, situado en 1,734 euros el litro, y de la eurozona, con un precio medio de 1,783 euros. En el caso del diésel, el precio en España también es inferior al de la media de la UE, que es de 1,702 euros, y de la Eurozona, donde marca un precio de 1,733 euros.
EL PETRÓLEO, EN LA CUERDA FLOJA
Pese a que hasta ahora el mercado del petróleo había aguantado bien los embates de la guerra de Ucrania y el conflicto en Gaza, la internacionalización de este último ha hecho resquebrajarse esta seguridad. El crudo Brent se sitúa ya muy por encima de los 80 dólares por barril -al cierre de esta edición cotizaba a aproximadamente 83 dólares- y los analistas ensombrecen sus predicciones.
Bank of America (BofA) manifestaba en un reciente informe que, aunque han confluido muchos factores para estabilizar los precios del petróleo en la reciente horquilla de los 80 dólares, la inestabilidad seguirá muy presente en el sector: «La volatilidad implícita del petróleo ha empezado a converger con una volatilidad real moderada en los mercados energéticos mundiales».
El análisis de BofA parte de la tendencia al alza observada desde principios de diciembre, prácticamente coincidente con la brutal guerra de Gaza y su posterior internacionalización. Además, las arterias comerciales del crudo sufren por la piratería de los hutíes de Yemen en el mar Rojo, directamente vinculada a este conflicto.
«El petróleo ha seguido la tendencia observada en otros mercados energéticos y se ha recuperado, subiendo durante unas 10 semanas gracias a los recortes de la OPEP+ y a un panorama geopolítico cada vez más complejo» -exponen los especialistas del banco- «Para ser justos, los mercados del petróleo siguen bastante dislocados, con cadenas de suministro mucho más largas, ya que los buques se ven obligados a seguir nuevas rutas».
Bank of America señala a los futuros recortes en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal Estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) como un factor adicional de inestabilidad: «En caso de relajación de la política monetaria, creemos que la presión a la baja sobre los precios de la energía observada en los dos últimos años probablemente se invertiría si se mantiene la disciplina de la OPEP+».