A los amigos se les conoce en los malos momentos; y a las megaentidades financieras ávidas de oportunidades de mercado, también. Blackrock ha comprado el 50% de sendos proyectos de eólica marina participados por la desmejorada Orsted, que recientemente había congelado sus planes offshore en España y anunciado cientos de despidos. Así, la gestora de fondos le lanza un cabo a la energética danesa, que veía hundirse un importante segmento de su negocio.
Blackrock ha adquirido el 50% de las participaciones en los proyectos South Fork Wind (132 megavatios) y Revolution Wind (704 megavatios), en Estados Unidos. El vendedor ha sido la estadounidense Eversource, que se ha ‘bajado del carro’ del negocio eólico offshore al no ver posibilidades de compensar su cuenta de gastos.
La gestora de fondos ha realizado la operación a través de Global Infraestructure Partners (GIP), compradora oficial de las participaciones. Blackrock ha confirmado recientemente la absorción de GIP, a la sazón poseedora del 20,6% de las acciones de Naturgy, las cuales pasarán a estar encuadradas en el negocio del gigante de las finanzas.
GIP EJERCE DE BRAZO INVERSOR DE BLACKROCK
Eversource, por tanto, venderá a GIP su participación del 50% en los proyectos de South Fork Wind y Revolution Wind a GIP en un acuerdo que reportará 1.100 millones de dólares (1.021 millones de euros al cambio actual) para la empresa yanqui, que ha sido socia de Orsted en Estados Unidos desde 2016.
Las instalaciones de South Fork, ubicadas en la costa de Nueva York, ya están en construcción. El acuerdo permite que Eversource comparta con GIP los potenciales sobrecostos en Revolution, hasta los 240 millones de dólares (222 millones de euros), lo que refleja la incertidumbre que actualmente sacude el mercado eólico marino de Estados Unidos.
«Los proyectos South Fork Wind y Revolution Wind se benefician de acuerdos de compra a largo plazo y desempeñan un papel fundamental para abordar la creciente demanda de electricidad limpia»
Bayo Ogunlesi, CEO de GIP (Blackrock)
El CEO de Orsted América, David Hardy, ha celebrado el acuerdo declarando que GIP es «un socio global histórico de Orsted que está comprometido con el desarrollo de energías renovables, y nos complace que la industria de Estados Unidos siga atrayendo inversores de clase mundial».
«Con GIP como socio, se pondrá en valor la energía eólica marina en Rhode Island, Connecticut y Nueva York», preconiza el CEO.
Su homólogo en GIP, Bayo Ogunlesi, ha remarcado que esta adquisición «es nuestra cuarta joint venture estratégica con Orsted, consolidando aún más nuestra sólida asociación con los principales actores de la industria». Los proyectos South Fork Wind y Revolution Wind, sostiene Ogunlesi, «se benefician de acuerdos de compra a largo plazo y desempeñan un papel fundamental para abordar la creciente demanda de electricidad limpia». El cierre del acuerdo está previsto para mediados de 2024.
Orsted gana un socio de excepción para sacar a flote su declinante negocio de energía de viento marina: al cierre de 2023, los activos bajo gestión de Blackrock ascendían a 9.139 billones de euros
Para hacerse una idea del tamaño y peso específico de Blackrock, basta un dato: al cierre de 2023, sus activos bajo gestión ascendían a 10.009 billones de dólares (9.139 billones de euros). De este modo, Orsted gana un socio de excepción para sacar a flote su declinante negocio de energía de viento marina.
ORSTED: MALOS VIENTOS PARA UN REFERENTE DE LA EÓLICA
Tras reportar una pérdida de 20.200 millones de coronas danesas (2.700 millones de euros) en sus resultados de 2023, Orsted ha tenido que ‘podar’ una cuarta parte de sus objetivos de energía renovable para 2030, además de recortar sus planes de gasto de capital y sus perspectivas de ganancias.
A pesar de la reducción, el nuevo objetivo de la promotora danesa, situado en la horquilla de 20-22 gigavatios (GW) para el fin de la década, sigue siendo superior al de cualquier otra empresa a nivel mundial; aunque la meta de capacidad energética ‘verde’ total se ha quedado lejos de la ambición de compañías como Masdar y TotalEnergies (100 GW) o los 80 GW de Iberdrola y Engie.
Las estrecheces financieras de la compañía escandinava también le han obligado a retirarse de varios importantes mercados internacionales de eólica marina, entre ellos Noruega, Portugal y España. La reestructuración que llevará a cabo en su sección offshore desembocará en la reducción de entre 600 y 800 puestos de trabajo.