Casi una cuarta parte de los hidrocarburos que se consumen en España provienen de Rusia y Estados Unidos, los dos titanes del tablero geopolítico global. Ni los enormes esfuerzos comunitarios en pro de la transición energética, ni el boom de las renovables, ni las sanciones internacionales a la agresividad del Kremlin han impedido que se cronifique nuestra dependencia de las importaciones de gas y petróleo, que se traduce en dividendos para Moscú y Washington.
Según los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), en el año 2023, el 18,3% del gas natural importado por España vino de Rusia, mientras que Estados Unidos dio una nueva muestra de su meteórica progresión como productor de petróleo al suministrarnos el 31,2% del total de importaciones, alzándose por primera vez como el mayor de nuestros proveedores de crudo.
Esta ‘escapada’ de Estados Unidos en el pelotón de exportadores petroleros al mercado español se produce precisamente en detrimento de Rusia, que a su importancia en nuestras compras de gas contrapone su nula presencia en nuestro consumo de ‘oro negro’: el año pasado su cuota en este área fue del 0%.
A QUIÉN LE COMPRA ESPAÑA EL GAS
Rusia se acerca al 19% del total de gas en España, pero no alcanza el primer puesto en las importaciones, que en 2023 estuvo reservado a Argelia, con un 29,3%. En el conjunto del año, los rusos tampoco llegan a la medalla de plata, que fue para Estados Unidos (20,9%). Sí tocan el segundo puesto en el balance de diciembre, con 5.481 gigavatios hora (GW/h) que se traducen en un porcentaje del 20,1% del pastel gasístico. El último mes del año también fue encabezado por Argelia, que con 10.007 GW/h es líder absoluto con un 36,8% del total.
En 2023, las importaciones globales de gas natural descendieron un 11,1% en comparación con 2022, quedándose en 396.712 GW/h. De esta cantidad, el 69,9% fueron realizadas en forma de Gas Natural Licuado (GNL).
Precisamente el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, tenía agendada una visita a Argel, la capital argelina, para el lunes 12 de febrero, que ha tenido que ser pospuesta por problemas de agenda del cuerpo diplomático del país norteafricano. El motivo del viaje de Albares era reencauzar las relaciones con Argelia, socio energético crucial para España, que habían quedado emborronadas tras el ‘golpe de timón’ dado por el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, respecto a la situación del Sáhara.
EL ORIGEN DEL PETRÓLEO QUE SEGUIMOS CONSUMIENDO
Nuestro país puede ser tomado como una muestra representativa del colosal crecimiento de Estados Unidos como suministrador de petróleo. El año pasado, la superpotencia norteamericana se alzó, por primera vez en la serie histórica, como el principal exportador de crudo a España, acaparando un 14,1% del total. Le siguen, a varios cuerpos de distancia, México, que con una cuota del 11,4% registra un crecimiento del 14,9% en nuestras importaciones; y Brasil, con un 10,8% del total y un 22,9% de aumento.
EEUU ha incrementado un 31,2% su cuota de envíos de petróleo a España, alcanzando un récord de 8,71 millones de toneladas. También lidera el balance del mes de diciembre, rompiendo la barrera del millón de toneladas (1.062 kilotones) y el 20,8% de cuota global en el mercado español. En el duodécimo mes del año quedó en segundo lugar Brasil, que tras aumentar su volumen de entregas en más del 80% respecto a diciembre de 2022 supera las 665.000 toneladas (665 kilotones) y un 12,9%; y en tercer lugar se sitúa México (557 kilotones, un 10,9% del total).
Al igual que sucede con el gas, España ha conseguido reducir su montante importador de petróleo: las compras descendieron un 7,6% en el mes de diciembre respecto al ejercicio 2022, situándose en algo más de cinco millones de toneladas (5.093 kilotones). En 2023 se importaron aproximadamente 61 millones de toneladas (61.559 kilotones, lo que implica una caída del 3,3% respecto al conjunto del año precedente.
EL TRONO DE LA OPEP TAMBIÉN SE TAMBALEA EN ESPAÑA
El balance de 2023 deja una nota geopolítica significativa: el menor peso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) entre los proveedores de nuestro mercado de crudo.
Las importaciones procedentes de los países miembros del cártel descendieron en diciembre un 0,6% interanual, aunque aún representan el 44,9% del total. Destacan Angola, con un 10,3% del total y Argelia, que con un aumento de casi el 50% de sus envíos se revela también como un socio clave en el suministro de crudo, alcanzando el 6,6% del total mensual.
Las importaciones de la OPEP también descienden en el conjunto de 2023, cayendo un 13,4%, aunque manteniendo un porcentaje del 43,7%. Todos los estados presentes en el cártel redujeron los envíos de petróleo a nuestro país, con la salvedad de Venezuela, que las incrementó un 91,3%; y Angola, con un repunte del 79,9%.
En los últimos tiempos, el cártel ha visto como su liderazgo mundial en el escenario petrolero ha sido puesto en entredicho, debido en gran parte a los esfuerzos descarbonizadores de Occidente, pero también al paso al frente que han dado muchos de los países productores ajenos a la organización.
LA OPEP, QUE HA REDUCIDO SUs importaciones A ESPAÑA, HA VISTO COMO LA PRODUCCIÓN DE PETRÓLEO DE PAÍSES externos HA SOCAVADO SU INFLUENCIA EN EL MERCADO, PERO LA RECIENTE SUBIDA DE LOS PRECIOS VUELVE A GIRAR LAS TORNAS A SU FAVOR
A principios de este mes de febrero, la OPEP+, formada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y su ‘círculo exterior’, encabezado por Rusia, confirmó que mantendrá el recorte a la producción vigente desde principios de 2023 -cuyo alcance real es de dos millones de barriles al día (mb/d), según fuentes externas a la organización-, limitándose a destacar la «fuerte cohesión» entre los países miembros y su disposición a tomar medidas adicionales en cualquier momento.
La estrategia de la OPEP y sus socios está dirigida a evitar un excedente en la oferta global del crudo. Hasta hace poco, el suministro de los productores no vinculados al cártel, junto a una producción récord de esquisto en Estados Unidos, había conseguido garantizar el abastecimiento a nivel global y mantener la contención de los precios del crudo. Se ponía en evidencia la notoria pérdida de influencia de la OPEP+: el mercado ya no bailaba al son del cártel.
Esta resiliencia, sin embargo, ha empezado a resquebrajarse con el deterioro del conflicto en Oriente Medio, causado por la propagación de la violencia y la negativa de Israel a dar tregua en Gaza. El precio del barril ha vuelto a superar la barrera de los 80 dólares, lo que acerca el mango de la sartén a la OPEP.