El PP ha denunciado que el Gobierno sigue sin publicar los datos referentes a pobreza energética del año 2022, «el peor de la crisis energética», al tiempo que lamenta que haya tenido que ser el ámbito académico el que advierta sobre la grave situación: uno de cada tres hogares españoles está en situación de pobreza. «La opacidad clásica de Sánchez y de este Gobierno», señaló el secretario ejecutivo de Energía, Juan Diego Requena, que recordó que cuando va a expirar la Estrategia Nacional de Lucha contra la Pobreza «no se han cumplido ninguna de las reformas estructurales previstas y los indicadores empeoran».
Uno de cada tres hogares españoles está en situación de pobreza
Los responsables de la vicesecretaría de Desarrollo Sostenible han mantenido una reunión con los responsables de la Cátedra de Pobreza Energética de la Escuela Técnica Superior de Ingeniera de la Universidad Pontifica de Comillas (ICAI-U.Comillas). El secretario ejecutivo y portavoz de Energía en el Congreso de los Diputados agradeció al ICAI-U.Comillas que haya publicado indicadores de pobreza energética de 2022, «mientras el Gobierno sigue ocultando los datos oficiales».
En el transcurso del encuentro, el portavoz de Energía esbozó algunas medidas que el PP planteará en una Proposición No de Ley de lucha contra la pobreza energética de familias y empresas, que ya fue registrada para su debate en el Pleno del Congreso.
Entre las pedidas que propone el PP para combatir la pobreza energética destaca el reforzamiento de las medias paliativas, con una Tarifa Energética Social de Precio Estable que complemente las tarifas reguladas actuales.
También considera que se debe agilizar y automatizar la tramitación y reforzar la protección del consumidor ante ofertas engañosas. Y, por último, atender las necesidades de rehabilitación energética en hogares vulnerables.
EL PP ASEGURA QUE EL 17,1% DE LOS HOGARES NO CALENTÓ SU CASA LO SUFICIENTE
Por su parte, Miguel Ángel Quintanilla, diputado del PP y vicepresidente de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, considera que es necesario avanzar en la investigación de la relación entre pobreza energética y fracaso escolar y las particularidades del impacto del cambio climático en España respecto a otros países europeos:
Quintanilla asegura que «en los indicadores oficiales de inadecuada temperatura no se tiene en cuenta la necesidad de climatización en verano, algo que sí es relevante para vulnerables en muchas zonas de España». Asimismo, mencionaron que, según Eurostat, el 17,1% de los domicilios españoles no calentó su casa lo suficiente como para no pasar frío durante 2022.
Requena y Quintanilla han ofrecido la colaboración del PP en la generación de diálogo y participación con la academia y el tercer sector para diseñar soluciones eficaces: «La nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Pobreza 2025-2030 no puede fracasar como la que ahora expira», concluyeron.
El informe de Indicadores de Pobreza Energética en España 2022, de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas-ICAI, permite hacer un seguimiento anual de la evolución de la pobreza energética en España desde su primer análisis de 2019.
La conclusión que más llama la atención de este informe es que 3,2 millones de hogares, 8 millones de personas – 3 millones más que en 2020–, están en situación de pobreza energética por tener que realizar un gasto en electricidad desproporcionado respecto a sus ingresos.
Ante estos datos, el PP considera que el Gobierno presidido por Pedro Sánchez incumple los objetivos fijados en su propia Estrategia Nacional de Pobreza Energética. Y, por lo tanto, el escudo social del Gobierno ha fracasado, asegura el informe.
La pobreza energética es la incapacidad de un hogar de alcanzar un nivel social y materialmente necesario de servicios domésticos de la energía (Bouzarovski y Petrova, 2015, p.31) que dificulta que haya una participación efectiva en la sociedad.
Un hogar que padece pobreza energética no puede acceder a los servicios energéticos esenciales. Esto genera graves consecuencias para el bienestar de las personas que lo habitan, que pueden estar expuestas a malas condiciones de habitabilidad como la falta de confort térmico, además de disponer de menos renta para otros bienes y servicios, que les lleva a tener que tomar decisiones no deseables, como tener que decidir entre pagar la calefacción o la comida, y/o exponerse al riesgo de impago y desconexión por falta de recursos.