Sin lugar a dudas uno de las cosas que trajo la pandemia fue un mayor conocimiento acerca de las vacunas, al igual que el incremento de la inversión en ellas, sobre todo, porque las circunstancias así lo requerían debido a que este tipo de fármaco fue el que se erigió como la mejor alternativa para que la COVID-19 remitiera. El caso es que la llegada de este virus, ha supuesto el inicio de una nueva era en lo que se refiere a la vacunación. La cuestión es ¿dónde está el término medio? ¿se invierte o no lo suficiente? En la actualidad, si no se tiene en cuenta el COVID-19, las vacunas solo representan el 4% del mercado farmacéutico general y la inversión en vacunas en muchos de los países no alcanza el 0,5% del gasto sanitario.
LA INMUNIZACIÓN DE LAS VACUNAS
Las respuestas a estas cuestiones son complejas, ya que hay muchos elementos que intervienen y todo se hace más dificultoso cuando se habla de salud. Lo que sí se sabe a día de hoy, porque existen datos que lo constatan, es que a pesar de que se ha demostrado que la inmunización es la medida de prevención de enfermedades más eficaz de todos los tiempos (aparte de la purificación del agua) la prevención y las vacunas todavía implican un nivel de inversión relativamente bajo en los países europeos, según el documento ‘Vacunas: un futuro prometedor’, realizado por GSK con el aval de la Asociación Española de Vacunología.
Las vacunas solo representan el 4% del mercado farmacéutico general
Hoy en día, las vacunas representan solo el 4% del mercado farmacéutico general (un 10% si contamos las vacunas de la COVID-19), tal y como se desprende de este documento presentado recientemente en el marco de la campaña ‘Juntos por el Valor de la Salud’, donde además colabora Mediaset.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suministro limitado de vacunas y su distribución desigual impulsan la disparidad a escala mundial y aunque la capacidad y fabricación mundial ha aumentado, esta sigue estando concentrada. Solo diez fabricantes suministran el 70% de las dosis de vacunas (sin contar con las vacunas de la COVID-19) y algunas de las 20 vacunas más utilizadas dependen únicamente de dos proveedores.
Así, menos del 0,5% del PIB en los países europeos se asigna a programas de prevención de enfermedades. La inversión en vacunas en muchos de los países no alcanza el 0,5% del gasto sanitario. En concreto, en España, es el 0,25% (4 euros per cápita, en datos de 2012); existiendo gran variabilidad entre las diferentes comunidades autónomas (CC. AA.).
Al mismo tiempo, se ha observado una disminución en la proporción de presupuesto sanitario dedicado a vacunas (con la excepción de Suecia e Inglaterra) en Europa. En España, para este año 2023, la inversión en vacunas es del 0,73% sobre el total del presupuesto sanitario, es decir, un 63,4% más que en el 2022.
En España, para este año 2023, la inversión en vacunas es del 0,73% sobre el total del presupuesto sanitario
Por todo ello, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, la revisión del nivel de inversión en vacunas continúa siendo un reto de futuro en nuestro país, según queda reflejado en este informe. Igualmente, en este sentido, habría que evaluar cómo mejorar para distribuir de una manera más eficiente los recursos dedicados a la vacunación porque en 2024, España va a destinar 153,35 millones de euros en vacunas de Pfizer para tratar la COVID-19, sin embargo desde el año 2022 se han perdido 3,7 millones de euros, porque los sueros se caducaron.
MEDIDAS
En este documento sobre vacunas desarrollado por GSK, se proponen algunas medidas. En primer lugar, hay que partir del hecho de que el envejecimiento inmunitario asociado a la edad (inmunosenescencia), así como otros factores, como las comorbilidades, la obesidad o la fragilidad, también influyen en las respuestas inmunitarias inducidas por las vacunas.
Para que las vacunas funcionen de forma adecuada es necesario conocer y promover las mejores condiciones de aplicación. En este sentido, por ejemplo se sabe que los humanos necesitan dormir bien para que las vacunas funcionen mejor en su organismo. Al mismo tiempo, en países de renta baja, hay que intervenir para disponer de acceso a agua potable y una buena alimentación para que la inmunización que proporcionan la vacunas pueda funcionar correctamente.
Menos del 0,5% del PIB en los países europeos se asigna a programas de prevención de enfermedades
En muchos países se han seguido estrategias para optimizar la vacunación frente a la gripe, la enfermedad neumocócica o el herpes zoster en adultos mayores.
Al mismo tiempo, «partiendo del impacto que tiene la vacunación en diferentes grupos según edad y curso vital, existe el potencial de la prevención/inmunización cruzada entre poblaciones con la que se conseguiría proteger a los niños a través de la vacunación en adultos y viceversa», explica el texto.
ÉXITO DURANTE LA COVID-19
El éxito del uso de las vacunas COVID es un ejemplo real de cómo estos fármacos ofrecen beneficios para los pacientes y también, evidentemente para la industria, ya que al final todo va unido. Según explica Farmaindustria, en enero de 2020, cuando se conoció la secuencia completa del virus, varias compañías e investigadores comenzaron a buscar una vacuna para luchar contra el nuevo virus. Los primeros fueron Pfizer-BioNtech y Moderna en enero, y Oxford-AstraZeneca, solo un mes después.
En poco tiempo, en abril de 2020, se iniciaron los primeros ensayos clínicos y España fue el primer país de Europa y el cuarto del mundo, en su realización (un total de 172).
El desafío de la producción fue otro de los caballos de batalla que hubo que afrontar. En nuestro país hasta el momento, no se producían vacunas humanas, y las compañías farmacéuticas se adaptaron con rapidez. Rovi estableció un acuerdo con Moderna para el llenado y acabado de su vacuna, algo que hizo Reig Jofre con Janssen de una manera parecida. Por otro lado, Insud Pharma estableció una colaboración con AstraZeneca para fabricar sus sueros, mientras que Biofabri/Zendal se responsabilizó de la fabricación de la vacuna de Novavax en Europa.
DESAFÍOS
A pesar de los aspectos positivos que ha traído consigo la vacunación en el ámbito de la salud pública, lo cierto es que el futuro es incierto y plantea retos continuos.
La disparidad en el acceso a las vacunas, los obstáculos regulatorios, la demanda impredecible y fragmentada entre los países, así como los desafíos logísticos en el abastecimiento y la distribución, son solo algunos de los retos técnicos que requieren atención y mejora.
Además, aún persisten enfermedades para las cuales los investigadores no han podido desarrollar vacunas eficaces, como el VIH y la leishmaniasis, o donde la infraestructura para la vacunación es limitada. Incluso muchas de las vacunas disponibles actualmente no están al alcance de todos.
Un ejemplo ilustrativo de esta situación es el acceso desigual a la vacuna contra el VPH. Mientras que el 83% de los países de ingresos altos tienen acceso a esta vacuna, solo el 41% de los países de ingresos bajos pueden decir lo mismo, a pesar de ser estos últimos los que soportan una mayor carga de la enfermedad.
«El efecto de la inmunización comenzó pronto a notarse y permitió ir librando a nuestro país de la mortalidad, pero también del colapso de los sistemas sanitarios y del bloqueo económico», indican desde Farmaindustria. A fecha de hoy, hasta el momento en que se consideró finalizada la emergencia sanitaria, según el Ministerio de Sanidad, en España se ha administrado más de 105 millones de dosis y más del 92% de los mayores de 12 años tienen la pauta completa de vacunación.
TECNOLOGÍA ARNM
Cuando se pusieron las primeras vacunas contra la COVID-19, se marcó un hito decisivo en la lucha contra la pandemia. Este fue un momento significativo para la tecnología de ARNm, que hasta entonces se había mostrado prometedora pero se asociaba más a tratamientos para el cáncer.
Ahora, los científicos esperan usar esta tecnología para desarrollar más vacunas en áreas terapéuticas cada vez más variadas. Uno de los usos que se está planteando es conseguir una vacuna universal que proteja contra todos los tipos de gripe. Pero también, se están realizando investigaciones en torno al cáncer, como una vacuna para el melanoma de MSD y Moderna, e incluso este último laboratorio está realizando ensayos en enfermedades raras.
Del mismo modo, se están empleando otras tecnologías para las vacunas, como Multiple antigen-presenting system(MAPs), Generalized-Modules-for-Membrane-Antigens (GMMA) y , en paralelo, se está estudiando, el rol de los adyuvantes cuyo objetivo común es mejorar la respuesta inmune y en el caso de ser así, tener vacunas multivalentes para hacer frente a las enfermedades infecciosas de una mejor manera en el futuro.