sábado, 23 noviembre 2024

El piloto en silla de ruedas Toñejo Rodríguez nos da sus claves para recuperar la ilusión

Toñejo es imparable y una silla de ruedas no ha sido capaz de frenar su pasión por el deporte y la velocidad.  Desde pequeño fue un apasionado de las carreras de quads, pero un accidente le provocó una lesión en la espalda. Pero su paraplejia no le ha frenado, sino al contrario. El piloto renovó su ilusión, cambió la tierra por el mar y decidió aprender otro deporte y seguir disfrutando de la velocidad con las motos de agua.

Desde la iniciativa de Telefónica “Mejor Conectados”, Toñejo muestra cómo transformó los obstáculos en oportunidades y demostró que la verdadera fuerza radica en seguir adelante y reinventarse. El deportista admite que toda la fuerza y la ilusión nace de su conexión con su familia, su equipo y las personas que le rodean y le quieren, sin las que nunca habría conseguido ser quien es y considerarse una persona con mucha suerte en su vida.

El piloto reconoce que lo que más le ha gustado siempre es el campo, y que cuando empezó a competir en la categoría juvenil de Motocross “saltaba y volaba. Encontrar el lugar en el que sentirse libre al cien por cien es algo mágico”. Recuerda la primera carrera que corrió, con solo quince años y con la licencia de su hermano, porque él no tenía edad para correr. Entonces vivía rápido y no le daba muchas vueltas a las cosas. Ahora, mucho tiempo después, se inquieta al pensar en aquella imprudencia: “fíjate si me hubiera pasado algo”, confiesa.

De aquella adolescencia recuerda que su hermano, Juan Alberto, salía en los periódicos cada vez que ganaba un podio, pero también a él le conocía todo el barrio, sobre todo las pandillas de las motos, con las que hacía “caballitos” y otras locuras que, lógicamente, entiende que en la actualidad no se podrían hacer. Ya en 1990, con 25 años, se sentía imparable y conoció lo que era vivir ilusionado haciendo aquello que le hacía feliz. “Se iba rápido sobre las motos y que, sobre todo, me divertía, porque hacía rutas extraordinarias”, de varias etapas en las que se recorría media España.

Piiloto Tonejo Rodriguez Merca2.es

La lesión que le dejó en silla de ruedas

Y llegó el día de su participación en el Rally Raid Quinto centenario. “La organización era perfecta, me iba de maravilla, porque no pinchaba. Yo iba perfecto, me iba todo bien, mientras los demás tenían problemas”. Uno de sus amigos, Luis Rosell, le advirtió que tuviera cuidado “que vas muy muy deprisa, que los rallys son muy largos”.  En primera posición y a tan solo tres kilómetros de la meta, se encontró con el fatídico badén, se pegó contra la pared, subió hacia arriba, y allí ya sabía que “me había partido”. El accidente le ocasionó una lesión dorsal a nivel 3 dejándole parapléjico. 

“Nadie me tuvo que decir lo que me había pasado”, asegura. Estuvo ingresado en una clínica sevillana donde ya supo que su lesión vertebral se había producido en las vértebras dos a tres, muy arriba de la espalda, y que se quedaba en silla de ruedas. Durante los dieciocho meses que estuvo ingresado en el hospital Toñejo no se hundió y decidió seguir adelante, seguir compitiendo y buscar la mejor alternativa para poder hacerlo pese a sus nuevas circunstancias, para que su carrera como corredor de rallys no se quedara ahí, en un mal golpe de la vida.

Su inspiradora historia nos revela como con valentía y determinación preguntó a los médicos si podía correr en moto de agua. “Ahí voy sentado”, llegó a argumentarles. No obstante, los inicios en el nuevo deporte tampoco fueron fáciles. Se encontró con otros obstáculos que no tenían nada que ver con su incapacidad física; la Federación le exigía un certificado médico que nadie le quería hacer, hasta que dio con el doctor Albert Bourau, que no dudó en facilitárselo.

Piloto Tonejo Rodriguez en moto de agua Merca2.es

Recuperar la pasión por la velocidad en moto de agua

Al principio si tuvo que afrontar dificultades, porque al ser su lesión medular tan alta, tenía tendencia a caerse hacia los lados. Pero ahí estaba su equipo para encontrar soluciones como, por ejemplo, atarle con unas correas. A Toñejo su mente le decía que él podía, “pero el cuerpo no”. Y en efecto, llegó a sufrir un volcado de la moto de agua en el que se quedó totalmente boca abajo. Ante el nuevo peligro, de nuevo el equipo se puso manos a la obra para idear un asiento que le sujetara mejor. Con el nuevo diseño, el piloto se vio seguro y capaz de ir con la moto de agua donde quisiera, porque sabía que podía hacerlo.

Así fue como ganó el campeonato de España, nada menos. Pero es que para entonces, Toñejo se ponía el casco y, literalmente, se le olvidaba que estaba en una silla de ruedas y volvía a ser dueño de la velocidad. Tal y como él mismo lo describe, esa capacidad de superación “no es cosa de supermanes. Aquí lo que hay es ilusión. Yo no he superado nada. Lo que quiero es poder subirme en coches, correr las carreras y vivir aventuras, además de divertirme y de estar con la gente que me quiere”.

Impresiona oír a alguien que en vez lamentar su suerte dice con alegría que él tiene “una vida privilegiada, porque cuenta con un equipo de personas extraordinaria en su entorno. Por esa razón se ofrece siempre que puede para ayudar a alguien que está también en silla de ruedas, lo que le hace, si cabe, más feliz, porque para él, “no hay nada en el mundo más bonito que regalar a cambio de nada”. Las tres palabras que siempre menciona cuando se le pregunta por su lema en la vida son pasión, ilusión y equipo. Toñejo ofrece toda una lección como persona al conseguir que si el puedo, todos podemos hacer cosas increíbles.

Piiloto Tonejo Rodriguez en moto de agua Merca2.es