La subida del precio de la energía, el incremento de stocks de seguridad y la escasez de productos son consecuencias directas de este tipo de crisis, así como el alza de precios de los productos elaborados que las acompaña y que contribuye definitivamente a la intensificación de fenómenos ligados al comercio ilícito, desde contrabando, a las falsificaciones y todos aquellos fraudes, que en estas circunstancias, son incluso considerados por algunos recursos válidos para aliviar los efectos de la desmesurada inflación en el bolsillo de los ciudadanos.
LOS ÚLTIMOS DATOS
Los últimos datos publicados por la Oficina Europea de la Propiedad Intelectual (EUIPO) sobre el impacto económico de las falsificaciones en la Unión Europea señalan que únicamente en tres sectores de la economía (confección, cosméticos y juguetes), España pierde cada año, de media, 1.511 millones de euros (6,7% de sus ventas) y 15.044 puestos de trabajo.
los defraudadores encuentran incentivos y cada vez disponen de más recursos para poner en nuestras manos productos fraudulentos procedentes del comercio ilícito
En el actual contexto de crisis y realineación del orden comercial mundial, los defraudadores encuentran incentivos y cada vez disponen de más recursos para poner en nuestras manos productos fraudulentos procedentes del comercio ilícito, ya sea mediante el engaño o, en algunos casos, con nuestra relajada connivencia.
ESPAÑA, POR ENCIMA DE LA MEDIA EUROPEA
«Se trata de tres sectores clave en el tejido industrial de nuestro país. Pero, además, hay que dejar muy claro que las falsificaciones de los productos de estos sectores inciden directamente en la seguridad y la salud del consumidor. Un problema añadido del que los ciudadanos españoles y europeos tienen que ser muy conscientes», señala el director general de Andema, Gerard Guiu.
Más allá de estos prejuicios para el bolsillo de los contribuyentes, la reputación de marcas y productos y la economía de los países, el comercio de mercancías falsificadas también conlleva un aumento de los niveles de corrupción y un incremento de los presupuestos dedicados a seguridad ciudadana, puede infringir la regulación en distintos aspectos como en los casos de evasión fiscal y aduanera o de fraude, llegando a suponer conductas penalmente punibles, y poner en peligro la seguridad y salud pública.
En este caso, si hablamos de conductas punibles, se abre un gran debate sobre si realmente las penas que se imponen son adecuadas o no. En este caso, el inspector jefe de la Brigada Policía Científica, José Angel San Jose Asejo, «no son adecuadas, ya que si incautamos artículos falsificados al por mayor las penas son de 1 a 4 años, pero en la venta ambulante solo de 6 meses a 2 años».
«HAY QUE INFORMAR A LOS CONSUMIDORES, QUE SEPAN QUÉ PASA POR COMPRAR ARTÍCULOS FALSIFICADOS»
José Angel San Jose Asejo, inspector jefe de la Brigada de la Policía Científica
España es el segundo país que cuenta con compras intencionadas de falsificaciones y fraude. Cada año los datos son peores y las pérdidas económicas para las marcas son mayores. Si hablamos de la falsificación en bebidas y alimentos, el director de política alimentaria, nutrición y salud de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), Enrico Frabetti, señala que «el fraude afecta a muchos sectores y la alimentación es uno de ellos. En un informe que realizamos nos dimos cuenta de que el producto más falsificado era la miel. El líquido es más fácil de falsificar que un sólido, hay sectores que son más vulnerables».
LOS SECTORES MÁS PERJUDICADOS
Los fraudes relacionados con la alimentación (conservas, vino, aceite…), la cosmética, los medicamentos, y los artículos de lujo también suponen un alto coste para estas sociedades, a pesar de que no se encuentren tan concienciadas con el problema. Aunque el fraude más visible es el relacionado con las imitaciones, fuera de la vista de los consumidores también se registra fraude en forma de adulteraciones y falsificaciones, contrabando de productos autorizados a la venta, productos destinados a la exportación, producción no oficial y otros mercados paralelos.
El impacto directo que tienen las falsificaciones en las ventas en España depende de los sectores. Sin ir más lejos, las prendas de vestir tienen un impacto del 24,90, es decir, 3.808 millones de euros; los medicamentos se mueven en el 4,5%, 853 millones de euros; el sector de los cosméticos tiene perdidas de 839 millones de euros, un 14,10%; los vinos y la bebida espirituosa se mueve en un 8,30%, unos 438 millones de euros; y por último los smartphones con un 10% de impacto y unas pérdidas de 386 millones de euros.
En este contexto, las principales amenazas para la reputación de marcas y productos son: la falsificación, es decir, la copia de un producto, de su envasado o etiquetado, para simular que se trata del original; la alteración, que consiste en variar un producto original añadiendo una sustancia o elemento extraño (adulteración, alteración); y las fisuras en la cadena de suministro, que da lugar a un mercado negro/paralelo, a desviaciones, robos y deja el control en manos del proveedor.