Todos conocemos a alguien que, en pleno invierno y durante una ola de frío polar, persiste en llevar manga corta. Al observar a personas enfrentarse a la nieve, el viento gélido y las escarchas matutinas, e incluso sumergirse bajo cascadas de agua helada, surge la inevitable pregunta sobre qué fuerza o poder especial les permite adaptarse a ese frío. ¿Podría ser el frío un fenómeno psicológico? Existen diversos receptores sensoriales que intervienen en la detección de la temperatura por el sistema nervioso humano, formando parte de la extensa red sensorial que permite al cuerpo percibir estímulos del entorno.
9CUIDARSE DURANTE EL INVIERNO PERO SIN HACER DRAMA
La interpretación «psicológica» del frío se relaciona con las percepciones subjetivas sobre la temperatura y cómo estas interactúan con las emociones y pensamientos. Factores psicológicos como el estado de ánimo, la ansiedad y la exposición a situaciones estresantes modulan nuestras respuestas emocionales y cognitivas al frío.
La variabilidad en la tolerancia al frío puede deberse a factores genéticos, de aclimatación y preferencias personales. Es esencial cuidar tanto de la salud física como mental durante climas fríos. Ante dificultades significativas en el bienestar emocional, buscar ayuda profesional es fundamental para abordar cualquier impacto negativo en la salud mental.