La industria de los combustibles fósiles no solo envenena la atmósfera; también contamina con su influencia política las conversaciones internacionales que buscan acuerdos contrarios a sus intereses. La cumbre del clima de Dubái (COP28) ha dado la bienvenida a 160 representantes, think tanks y agrupaciones comerciales con un historial negacionista respecto al cambio climático o el impacto de los hidrocarburos en el mismo.
El dato procede de una investigación de Corporate Accountability, una ONG especializada en la denuncia de los abusos y las actividades ilegítimas de las empresas transnacionales. La organización denuncia que algunos de los más prominentes «cómplices» del negacionismo climático están presentes en la COP28 con la connivencia de los organizadores de la ONU. Estas personas y entidades, presuntamente, ejercen como contrapeso a favor de los intereses de gigantes del sector petrolero como Chevron, Exxon, Shell y Total, un cometido que han estado cumpliendo «desde, al menos, el año 2000».
«El hecho de que entidades como FTI Consulting, con sede en Estados Unidos y conocida por atacar a los científicos del clima, o el Instituto Americano del Petróleo (API), que financia a grupos negacionistas, estén autorizados a influir en las negociaciones, acentúa la necesidad de un marco de rendición de cuentas del que carece actualmente la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)», manifiestan desde Corporate Accountability.
IMPUNIDAD TOTAL PARA EL CABILDEO PETROLERO EN LA COP28
La investigación desvela que grupos que en el pasado han obstruido las regulaciones de los combustibles fósiles y otras acciones climáticas, disfrutan del mismo o mayor acceso a las negociaciones internacionales que las comunidades indígenas, los grupos de derechos humanos y las organizaciones de justicia climática.
Asimismo, denuncia la ONG, las organizaciones y las personas invitadas por las delegaciones de los países también tienen acceso a las negociaciones a puerta cerrada, de las que la sociedad civil y los grupos de base quedan excluidos.
La presente edición de la cumbre climática tiene lugar en las postrimerías del año más caluroso desde que se tienen registros. La comunidad científica advierte que se está acabando el tiempo para eliminar los combustibles fósiles y evitar una catástrofe climática total: según Global Carbon Project, las emisiones mundiales de dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles aumentarán un 1,1% este año respecto a 2022, hasta las 36.800 millones de toneladas métricas.
Ante el propósito de gran parte de los gobiernos y las instituciones supranacionales del mundo de tomar medidas encaminadas a la extinción del petróleo, el gas y el carbón, el sector de los combustibles fósiles ha respondido incrementando sus herramientas de presión. En la COP28 se ha registrado la presencia de más de 2.400 cabilderos afiliados a la industria, cuatro veces más que en la anterior edición de la conferencia.
«Es obsceno que las organizaciones que niegan el clima y las agencias de relaciones públicas de las compañías de combustibles fósiles sean bienvenidas en en la COP28 para tergiversar, mentir y distorsionar»
David Tong, gerente de campaña de Oil Change International
Corporate Accountability señala varias entidades como las más destacadas ‘lobbistas’ dedicadas al cabildeo en favor de los intereses petroleros en la cumbre: en primer lugar, Edelman, «la empresa dominante de relaciones públicas para asociaciones comerciales que promueven una agenda antiambiental», con 60 representantes en la COP28; WPP, que ha firmado 55 contratos con compañías de combustibles fósiles a través de su holding, más que ninguna otra firma de relaciones públicas; Competitive Enterprise Institute (CEI), acusada por Corporate Accountability de financiar grupos anticlima y de extrema derecha; Edison Electric Institute (EEI) y FTI Consulting.
En declaraciones recogidas por Bloomberg, David Tong, gerente de campaña de la organización sin ánimo de lucro Oil Change International, se ha referido a este fenómeno en duros términos: «Es obsceno que las organizaciones que niegan el clima y las agencias de relaciones públicas de las compañías de combustibles fósiles sean bienvenidas en estas negociaciones para tergiversar, mentir y distorsionar» -denuncia- «Es simplemente vergonzoso que se les permita registrarse para la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático».
UN ZORRO PRESIDIENDO EL GALLINERO
Precisamente una de las (muchas) críticas a la organización de la COP28 es que la actividad del ‘lobby’ petrolero no se limita a los asientos de representantes, sino que llega al mismísimo sillón presidencial, ocupado por Sultan Ahmed Al Jaber. Al Jaber, designado por el Gobierno de Emiratos Árabes Unidos (EAU) como presidente de la reunión, es director de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi (ADNOC, por sus siglas en inglés) y a la sazón ministro de Industria de los EAU.
No solo el currículum de Al Jaber le señala como afín a los intereses del sector de los combustibles fósiles; también tiene en su pasado la mancha del negacionismo. Poco antes de la cumbre, declaró que «no hay ninguna ciencia, ningún escenario, que afirme que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es lo que nos llevará a limitar el calentamiento global a 1,5°».