Europa aún no está fuera de peligro en materia de seguridad energética. Desde la dependencia del gas natural licuado hasta la falta de avances en proyectos renovables clave, los retos no cesarán este invierno.
La seguridad energética de Europa sigue siendo una gran preocupación a pesar de los progresos realizados para desligarse de las importaciones de gas ruso.
A lo largo del 2022 y 2023, los países europeos han aumentado significativamente su dependencia de fuentes de energía alternativas, reduciendo su dependencia del gas natural ruso y reponiendo rápidamente sus niveles de almacenamiento de gas.
Al mismo tiempo, el clima relativamente benigno del invierno pasado hizo que la demanda de combustibles fósiles se mantuviera baja, lo que impulsó los esfuerzos de transición energética en muchos países.
Sin embargo, existen interrogantes acuciantes sobre si todos estos preparativos serán suficientes para afrontar los próximos meses. ¿Podrá Europa hacer frente a los potenciales retos que podría plantear el mercado energético de 2024 y en adelante? De la mano de Valentina Romero, redactora de inversions de Schroders, los revisamos.
¿QUIÉN SUMINISTRA HOY ENERGÍA A EUROPA?
Tras los temores de que Europa pudiera quedarse sin gas en 2022 después de que Rusia cortara las exportaciones tras el inicio del conflicto con Ucrania, su posición energética parece mucho más estable.
Noruega ha sustituido a Rusia como principal proveedor de gas
Noruega ha sustituido a Rusia como principal proveedor de gas, mientras que una combinación de temperaturas invernales suaves, precios energéticos más bajos y el impulso de las importaciones de gas natural licuado (GNL) de proveedores internacionales han garantizado que Europa sobreviviera al pasado invierno y pudiera planificar el futuro.
Todos estos factores hicieron que las instalaciones de almacenamiento de gas de todo el continente europeo estuvieran al 90% de su capacidad en agosto, casi tres meses antes de la fecha límite del 1 de noviembre.
Europa también ha dado pasos importantes en su transición energética. Como parte de la normativa de reducción de la demanda de gas establecida por el plan REPowerEU, el consumo de gas se redujo en más de un 19% (el 15% era el requisito mínimo) entre agosto de 2022 y enero de 2023, en comparación con el mismo periodo cinco años antes.
Karin Kaiser, directora de mercados privados para Europa de Schroders Greencoat, ha declarado: «Los niveles de almacenamiento de gas son altos de cara al invierno de este año, con un 96% de capacidad, lo que es un alivio en comparación con hace nueve meses, cuando todo el mundo estaba un poco preocupado por el suministro».
«El año pasado fue un invierno relativamente suave y las medidas de reducción del consumo tuvieron éxito porque todo el mundo tiraba en la misma dirección. Cabe preguntarse si podrán repetirse estos esfuerzos. ¿Quieren los ciudadanos reducir de nuevo la actividad industrial o la temperatura del agua?
Mientras Europa lleva a cabo la transición de su sistema energético, es probable que persistan estas incertidumbres.
«Es probable que los precios de la energía se mantengan de forma constante más altos que hace 18 meses. Una parte significativa del suministro de gas se ha sustituido por GNL, con contratos a largo plazo y relativamente caros. Hemos visto cómo estos precios persistentemente altos de la energía han afectado a algunos países, en particular a Alemania, dada la gran intensidad energética de su economía.
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La producción industrial alemana ha experimentado un brusco y continuado descenso a lo largo del año tras la subida de los precios de la energía en 2022, la subida de los tipos de interés y la caída de las exportaciones. Si persiste el estancamiento industrial y económico y el invierno de este año vuelve a ser suave, los precios del gas podrían seguir siendo moderados.
¿VA BIEN LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN EUROPA?
Desde el anuncio de la política de Green Deal en 2019, cuyo objetivo es lograr la neutralidad climática para 2050, Europa se ha quedado rezagada en la carrera mundial por las tecnologías limpias. Algunos proyectos de energías renovables y objetivos políticos han sido quizás demasiado ambiciosos.
Mark Lacey, responsable de recursos de renta variable globales, afirmó: «El país con más visión de futuro y seguridad energética del mundo en estos momentos es Estados Unidos. Van a ser líderes en baterías, en energía solar y también en gas como combustible de transición. Por supuesto, van a exportar mucho gas a Europa.
«Sin embargo, es en Europa donde vemos más potencial de cambio. Con el Fondo de Recuperación de la UE, Europa era líder en transición energética, pero se ha quedado atrás. En el Reino Unido hay un problema de política energética: las conexiones a la red son deficientes, las subastas de parques eólicos son insuficientes y la incertidumbre paraliza los proyectos.
«Pero creo que esto cambiará en Europa en el transcurso de los próximos seis a doce meses, y se obtendrá un impulso político positivo, razón por la cual preferimos más exposición europea que estadounidense en este momento».
En 2022, las energías renovables generaron en Europa más electricidad que el gas fósil por primera vez.
La energía eólica y solar generará el 22,3% de la electricidad de la UE en 2022, superando al gas fósil (20%), según el grupo de reflexión sobre energía Ember.
Karin Kaiser: «El aumento de la generación de energía renovable en Europa ha sido relativamente exitoso este año. Sin embargo, es probable que la velocidad de crecimiento se ralentice a medida que alcancemos niveles más altos de penetración de las renovables en el mercado. Los resultados de las subastas para nuevos proyectos no han sido los esperados en toda Europa en 2023, como consecuencia de las presiones inflacionistas y de la cadena de suministro, y también debido a los cambios en los requisitos de rentabilidad por el lado de la inversión.
«La transmisión de energía y su almacenamiento son los dos pilares que cobrarán cada vez más protagonismo en los próximos años. Hemos visto algunos avances, como el inicio de la construcción de una conexión de red Norte-Sur en Alemania, aunque pasarán otros cinco o seis años hasta que se construya. En toda Europa vemos la necesidad de acelerar la inversión y la planificación para que la red europea pueda ofrecer una mayor flexibilidad.
«El despliegue de sistemas de almacenamiento de energía como las baterías se ha acelerado, impulsado por los nuevos marcos reguladores, pero también por las diferencias entre países. Aún no hemos visto inversiones a escala de utilities en toda Europa. Lo mismo ocurre con el hidrógeno, ya que la mayor parte de los electrolizadores europeos se construirán a finales de la década. Aunque hay mucho interés en el sector, probablemente se están llevando a cabo menos proyectos de los que nos gustaría. Unas energías renovables baratas y un mejor apoyo normativo son factores clave para acelerar la inversión en estos sectores».
¿CUÁLES SON LAS PERSPECIVAS EN RENOVABLES?
Karin Kaiser dijo: «Se ha producido una fuerte revalorización del mercado de las energías renovables. En la actualidad, los retornos de las renovables operativas se acercan a los dos dígitos, mientras que hace dos años activos similares ofrecían retornos no apalancados del 5 al 6%. Al mismo tiempo, no vemos mucha liquidez en el mercado, lo que convierte al sector en una buena oportunidad de compra.
«Ya no hay tanto capital disponible. Aun así, vemos que los activos renovables ganan en importancia estratégica a medida que otros sectores necesitan más electricidad verde para descarbonizarse y cumplir los objetivos políticos hacia la energía cero neta. Además, vemos una volatilidad continuada del suministro energético mundial a medida que aumenta la inseguridad geopolítica en todo el mundo, lo que contribuye aún más al caso de las renovables.
«La transición energética sigue siendo la mayor necesidad de infraestructuras y capital que Europa ha visto en muchas décadas».
¿CUÁL ES EL FUTURO DE LA SEGURIDAD ENERGÉTICA?
Sigue habiendo riesgos en el suministro energético europeo. La nueva dependencia del GNL hará que los precios europeos de la energía sean más sensibles a las interrupciones de suministros a nivel mundial. Esto incluye la competencia con China, que reabre su mercado después de Covid y demanda más energía, así como la continua dependencia de Rusia para el GNL, actualmente el segundo mayor exportador de GNL después de Estados Unidos.
Mark Lacey dijo que: «Esperamos que el mercado energético en Europa siga siendo frágil. Aunque los precios del gas han retrocedido desde máximos debido a una menor demanda seguirán siendo volátiles, ya que tanto la guerra de Ucrania como el conflicto de Israel amenazan el suministro mundial. Las posibles nuevas interrupciones del suministro de GNL por las huelgas de los trabajadores australianos en las plataformas de gas en alta mar también se suman a estas preocupaciones a corto plazo.
«Europa compite directamente con Asia por los cargamentos de GNL procedentes de Qatar y Estados Unidos. Asia está poniendo una cantidad desproporcionada de capacidad fija de importación de GNL, frente a toda la capacidad flotante de Europa.
«Europa necesita desesperadamente estas importaciones para los próximos tres o cuatro años y éste es uno de los retos de la transición energética. Estamos viendo un aumento continuo de la contratación a largo plazo de los precios de la energía. Esto significará que empezarán a llegar mejores rentabilidades al sector de la generación renovable, lo que está acelerando la demanda».
SECTORES BIEN POSICIONADOS PARA LA TRANSICIÓN
Mark Lacey dijo: «Estamos cambiando la forma en la que utilizamos la energía en el mundo, y no hay una sola tecnología que vaya a conseguirlo del todo: vamos a necesitar energía eólica, solar y almacenamiento en baterías. También necesitamos una infraestructura de red que haga frente al aumento de la carga eléctrica intermitente procedente de las renovables. Veremos una aceleración del crecimiento en industrias bien establecidas como la eólica, la solar y la red, también en tecnologías más nuevas como el almacenamiento en baterías, la captura de carbono, el hidrógeno y la energía nuclear.
«Con más de 100 billones de dólares aún por gastar en las diferentes cadenas de valor de aquí a 2050, la oportunidad de inversión es enorme, y muchos sectores se beneficiarán a medida que avancemos en la transformación que nos espera. Nos corresponde a nosotros, como inversores, identificar los segmentos -y las empresas que los componen- que mejor pueden captar este capital y convertirlo en crecimiento patrimonial”.