En las profundidades del Mediterráneo, se erige Mallorca, una isla conocida por sus playas cristalinas y vida nocturna vibrante. Sin embargo, esta representación no hace justicia a la riqueza cultural y natural que Mallorca guarda en su interior. Mientras los turistas se amontonan en las costas, la Mallorca desconocida aguarda, ofreciendo escapadas a pueblos medievales y escenarios de montaña que desafían la imagen típica del turismo masivo.
Con una mirada más atenta, es posible descubrir un pasado y un presente que conviven en una paleta de colores terrosos, azules del cielo y verdes de los olivares.
2PAISAJES DE MONTAÑA Y RUTAS NATURALES
La Serra de Tramuntana no solo es el escenario de pueblos congelados en el tiempo, sino también de rutas de senderismo que atraviesan paisajes de ensueño. El Puig Major, el pico más alto de la isla, nos brinda vistas que reconcilian al ser humano con la naturaleza. No lejos de ahí, el encanto del Torrent de Pareis, un cañón cuyas paredes de roca caliza se disparan hacia el cielo, ofrece un espectáculo que deja sin aliento incluso a los montañistas más experimentados.
Las rutas por la montaña revelan no solo vistas panorámicas, sino también tesoros ocultos como viejos molinos de agua, fincas abandonadas y ermitas que han visto pasar los siglos. En la primavera, el espectáculo es aún más grande cuando las flores silvestres cubren los caminos, y el aroma del romero y la lavanda llenan el aire.
La sierra es también un refugio para aquellos que buscan una conexión espiritual con el entorno. Lugares como el Santuario de Lluc, hogar de la Moreneta, patrona de Mallorca, son centros de peregrinación y meditación. Aquí, el silencio se convierte en una melodía que acompaña cada paso por los senderos que serpentean entre las montañas sagradas.