En el firmamento de la inteligencia humana, Stephen Hawking emerge como un profeta moderno, cuyas palabras resonaron con un eco ominoso en el universo de la Inteligencia Artificial (IA). Su predicción, tejida con la solemnidad de un científico visionario, ha venido desplegándose en el tiempo con una precisión inquietante.
5No hicimos caso a las advertencias
No obstante, las advertencias de Stephen Hawking van más allá de la pérdida de empleo. En un tono profético, vislumbra la posibilidad de que la IA, en su evolución hacia una Inteligencia Artificial General (AGI), pueda llegar a representar una amenaza existencial para la humanidad. Sus visiones más pesimistas plantean la inquietante idea de que una AGI superinteligente podría, en última instancia, convertirse en la arquitecta de nuestra propia destrucción.
Este sombrío pronóstico planteado por Stephen Hawking nos empuja a cuestionar no solo el impacto económico y social de la IA, sino también los límites éticos y morales que debemos establecer en su desarrollo.