Kazajstán busca crecer lo más rápido posible. Los planes del Gobierno de Kassim-Jomart Tokayev pasan por atraer cerca de 150.000 millones en los próximos seis años a través de un modelo productivo y diversificado con el objetivo de casi triplicar el PIB del país.
El embajador de Kazajstán en España, Danat Mussayev, explica para MERCA2 la apuesta de Kazajstán por la inversión jurídica, con la vigencia de acuerdos, independientemente de si el Gobierno reformara su legislación. Este ‘Business friendly’ es palpable con un arbitraje especializado e independiente, así como una baja presión fiscal
La economía más importante de Asia Central, cuya riqueza supera al conjunto de los países de la zona, se centra en su capacidad para realizar acuerdos de calado e impulsar el crecimiento en un momento en el que Europa está en recesión y luchando contra la estanflación.
Los inversores extranjeros concentran sus fondos y proyectos en gran medida en la también novena potencia del mundo por extensión. Desde enero a octubre, últimos datos disponibles, el Ejecutivo ha elevado el PIB en un 4,9%, pero la ambición es máxima y se busca un mayor desarrollo.
Para ese impulso, Kazajstán ha impulsado una reforma fiscal y una seguridad jurídica muy estricta, donde un cambio de leyes no tiene impacto alguno en las empresas instaladas. Para esta apertura económica sin precedentes en la región, el Gobierno kazajo no solo elimina requisitos y barreras comerciales en la legislación -se han modificado hasta 10.000 requisitos-, mientras se pone en marcha una batería de rebajas fiscales con el fin de poder facilitar el negocio en el país sin injerencia del Ejecutivo, pero sí con un acompañamiento.
KAZAJSTÁN Y LA APUESTA POR LA SEGURIDAD JURÍDICA
La presión fiscal es clave para cualquier país, así como conocer la entrada empresarial al mismo. Todos los países, incluido Kazajstán, vigila quién entra -como ha hecho España con Telefónica recientemente-, más cuando tiene toda la tabla periódica de los elementos químicos bajo el subsuelo.
Por esta razón, las aspiraciones de la nación es atraer a todas las empresas extranjeras posibles, con creación de empleo más allá del sector público. Para esta misión, el Gobierno kazajo desarrolló el centro financiero de Astaná, como si se tratara de una gran sede para acompañar y aconsejar a las empresas. Esta valiosa ayuda acerca la legislación y la normativa para cada sector, sin innecesarias pérdidas de tiempo y respondiendo concretamente –sin generalidades– las cuestiones planteadas.
El registro de las empresas es sencillo y la adaptación se realiza en un período muy corto de tiempo. Además, el modelo para mantener una estricta seguridad jurídica se basa en el derecho anglosajón, muy extendido y conocido por la mayoría de las empresas que buscan abrirse y desarrollarse en el extranjero.
EL SISTEMA BRITÁNICO PREVALECE EN KAZAJSTÁN
Kazajstán ha implantado una seguridad jurídica similar al sistema anglosajón. Los arbitrajes se delegan en equipos legales de Inglaterra, a quienes se les paga una fortuna para realizar el mejor trabajo posible. Todo ello, se dirige hacia una mayor seguridad exactamente. De hecho, la primera pregunta que suelen realizar las empresas a la hora de ubicarse en el país de Asia Centra es si existe seguridad jurídica.
Esta fórmula adaptada permite utilizar todos los instrumentos para poder instalarse sin barrera alguna en un país que cuenta con 20 millones de habitantes. En el terreno impositivo, las empresas pagan un 30% en el Impuesto de Sociedades y tan sólo un 12% de IVA. No hay muchos más impuestos en un país que se denomina ‘business friendly’. Eso sí, una cosa es una economía amiga de empresas, y otra muy distinta confundirla con ‘El Dorado’. En Kazajstán no hay atajos para obtener un dinero fácil y rápido, pero ni mucho menos es un infierno fiscal, como sí ocurre en otros países europeos.
Además, a mayor montante de inversión, mayores son los incentivos fiscales. El Gobierno kazajo garantiza que las normas de entrada en el país prevalecen durante los siguientes diez años, incluso cuando cambia la legislación vigente. Toda una absoluta tranquilidad.