Un estudio titulado «Juventud y pornografía en la era digital: Consumo, percepción y efectos», realizado por la Fundación FAD Juventud, revela datos alarmantes sobre el consumo de pornografía entre los jóvenes españoles. Según dicho informe, más de la mitad de los jóvenes encuestados admiten consumir este tipo de material de manera excesiva y no pueden reducir su consumo.
6Hay diferencias de consumo en cuanto al género y las cifras son realmente alarmantes
En relación al género, se observa que los hombres son los principales consumidores de contenido pornográfico, sin importar su tipo. El 22,4% de los hombres lo consume diariamente, mientras que el 48,1% lo ve al menos una vez por semana. En contraste, solo el 2,1% de las mujeres lo consume diariamente y el 13,6% lo hace con una frecuencia similar. En promedio, la mayoría de los jóvenes tienen su primera experiencia con material pornográfico alrededor de los 13 años, aunque los hombres suelen descubrirlo antes. Además, el 49,5% de los jóvenes lo considera una fuente de inspiración para sus relaciones.
El estudio revela que el 55,8% de los jóvenes consumidores de pornografía prefieren contenido con violencia. El tipo de pornografía más popular es el llamado «porno duro», que muestra desnudos completos y actos sexuales explícitos. El 45,6% de los jóvenes consumidores lo ve con mucha o cierta frecuencia. Al preguntar sobre el contenido específico, el 55,8% de los jóvenes admitió consumir pornografía que muestra violencia física o verbal, ya sea ocasionalmente (31,3%), con cierta frecuencia (14,2%) o de forma frecuente (10,3%). Además, cuatro de cada diez jóvenes consumidores (40,2%) ven contenido con violencia extrema y humillaciones.
En general, pero especialmente entre las mujeres, se cree que es común encontrar en la pornografía violencia física (45,9% de las mujeres frente al 31,5% de los hombres), contenido machista y misógino (43,9% / 26,2%), violaciones o abusos sexuales (41,7% / 25,5%) y contenido relacionado con pedofilia o abuso a menores (29,9% / 14,8%). Esta percepción negativa hacia el contenido pornográfico es más evidente entre las mujeres, quienes destacan la presencia de elementos problemáticos y dañinos en este tipo de material.