El flan es un postre con raíces antiguas que se remontan a la época romana, donde se elaboraban versiones similares. A lo largo de la historia, varias culturas han contribuido a su evolución. Durante la Edad Media, en Europa, se popularizó el uso de huevos y azúcar en la preparación de postres, sentando las bases para el flan tal como lo conocemos hoy.
En el siglo XVI, la llegada del azúcar a América influyó en la diversificación de recetas de postres, y el flan se adaptó a diferentes estilos culinarios en todo el mundo. A lo largo de los siglos, cada región ha aportado sus variaciones, desde el «creme caramel» francés hasta el «flan de leche condensada» en América Latina.
En definitiva, el flan ha experimentado una rica evolución cultural y gastronómica a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un postre apreciado en diversas tradiciones culinarias. Hoy te traemos tres recetas fáciles y sencillas para preparar este rico postre, dándole un sabor diferente. ¿Te animas a innovar? Es un dulce mucho más fácil de hacer de lo que crees, de esos que siempre quedan bien de lo fáciles que son.
3PREPARAR EL CARAMELO LÍQUIDO
Primero, procedemos a preparar el caramelo líquido. En una cazuela, combinamos el azúcar con el agua y calentamos a fuego medio. Dejamos que el azúcar se derrita por completo hasta que adquiera un atractivo color dorado. Es crucial vigilar el proceso para evitar que el caramelo se queme, ya que esto podría conferirle un sabor amargo.
Mientras se forma el caramelo, preparamos las flaneras. Estas pueden ser moldes individuales (disponibles en versiones desechables o de acero inoxidable) o un molde grande. Una vez que el caramelo alcanza su punto, retiramos la cazuela del fuego y vertemos unas cucharadas en cada flanera (o todo en la flanera grande), moviendo el molde para distribuir uniformemente el caramelo en el fondo. Reservamos para continuar con la preparación.
