La obsolescencia programada es una estrategia deliberada para acortar la vida útil de electrodomésticos y dispositivos tecnológicos. Esto ha impulsado hábitos de consumo rápido y un insostenible modelo de «usar y desechar». Esta práctica contribuye anualmente a más de 48 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, y de continuar, se proyecta que en 2060 la industria requerirá el doble de materias primas para satisfacer la demanda. Sin embargo, se están implementando medidas como la ampliación de garantías obligatorias y el derecho a reparar los aparatos estropeados para frenar esta tendencia. Exploraremos por qué estos dispositivos fallan prematuramente y cuál debería ser su duración ideal para ser más respetuosos con el medio ambiente.
9TIPOS DE OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
La obsolescencia funcional, la más conocida, provoca que un producto falle de manera predeterminada por el fabricante, como una impresora que deja de funcionar después de realizar 2,000 copias. La obsolescencia de diseño, o psicológica, convierte un producto en obsoleto cuando deja de estar de moda. Este fenómeno es evidente en la industria de la moda y también en los smartphones, donde la constante introducción de nuevos modelos incita a la obsolescencia de los anteriores.
La obsolescencia tecnológica hace que un producto deje de funcionar o funcione más lentamente debido a que la tecnología incorporada está desfasada. Por ejemplo, un teléfono móvil que deja de operar a los tres años porque el fabricante ha lanzado nuevos modelos y decide dejar de actualizar el software de los modelos anteriores. Lo mismo ocurre con los ordenadores.