La obsolescencia programada es una estrategia deliberada para acortar la vida útil de electrodomésticos y dispositivos tecnológicos. Esto ha impulsado hábitos de consumo rápido y un insostenible modelo de «usar y desechar». Esta práctica contribuye anualmente a más de 48 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, y de continuar, se proyecta que en 2060 la industria requerirá el doble de materias primas para satisfacer la demanda. Sin embargo, se están implementando medidas como la ampliación de garantías obligatorias y el derecho a reparar los aparatos estropeados para frenar esta tendencia. Exploraremos por qué estos dispositivos fallan prematuramente y cuál debería ser su duración ideal para ser más respetuosos con el medio ambiente.
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Las impresoras, especialmente las de tinta tradicional, a menudo experimentan obsolescencia programada, limitando su vida útil a unos diez años. En cambio, las impresoras láser pueden durar hasta aproximadamente tres años.
Para prolongar su utilidad, se recomienda utilizarlas regularmente y realizar mantenimiento periódico en sus piezas. Además, desconectar la corriente y retirar los cartuchos de tinta durante períodos de inactividad de varios días o semanas puede contribuir a preservar su funcionamiento. Estos cuidados pueden ayudar a mitigar los efectos de la obsolescencia programada en las impresoras.