La obsolescencia programada es una estrategia deliberada para acortar la vida útil de electrodomésticos y dispositivos tecnológicos. Esto ha impulsado hábitos de consumo rápido y un insostenible modelo de «usar y desechar». Esta práctica contribuye anualmente a más de 48 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, y de continuar, se proyecta que en 2060 la industria requerirá el doble de materias primas para satisfacer la demanda. Sin embargo, se están implementando medidas como la ampliación de garantías obligatorias y el derecho a reparar los aparatos estropeados para frenar esta tendencia. Exploraremos por qué estos dispositivos fallan prematuramente y cuál debería ser su duración ideal para ser más respetuosos con el medio ambiente.
10COMO SE LLEVA A LA PRÁCTICA
La obsolescencia programada se manifiesta de diversas formas, como la falta de piezas de repuesto que hace que algunos productos electrónicos sean irrepairables si una pieza se rompe. La incompatibilidad surge a medida que la tecnología avanza rápidamente, dejando dispositivos sin actualizaciones y volviendo obsoletas algunas aplicaciones o programas, lo que provoca que los dispositivos antiguos sean lentos e inestables.
Las baterías irremplazables, comunes en móviles y portátiles, generan un problema cuando el desgaste afecta su rendimiento y no se pueden cambiar fácilmente, implicando a menudo costos adicionales al recurrir a servicios técnicos. La estética también contribuye a la obsolescencia, ya que la llegada de nuevos modelos con diseños mejorados y llamativos deja obsoleto al modelo anterior.